TRISTEZA. Un piloto, subido encima de su coche y pensativo después de conocer la noticia.
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El sueño roto de los humildes

Los pilotos particulares son los que más sufren la suspensión; algunos adelantan dinero y no saben si sus patrocinadores responderán

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ELa suspensión decidida por los organizadores del rally Lisboa-Dakar despliega sus efectos en una onda expansiva que no sólo afecta a la imagen de la prueba y a los grandes equipos. Los 'privados', ese grupo enorme de aventureros anónimos que suma más del 80% de los inscritos, eran este viernes la viva imagen de la desolación.

"A ver quién consigue patrocinios el año que viene. Todo el gasto que ya se ha hecho y no se puede recuperar, las horas de trabajo, la ilusión todo un año invertido para nada", resumió Miguel Puertas, un piloto de motos granadino que cumplía este año su quinta edición consecutiva. La noticia de la suspensión parecía un mal sueño del que en algún momento despertaría, pero la organización confirmó los peores pronósticos al filo de las doce del mediodía.

Puertas llegó a Lisboa el primer día del año, pasó las verificaciones técnicas y administrativas, y se dedicó a hacer las últimas compras y a perfilar la estrategia por el desierto. Hasta que todo saltó por los aires este viernes. "Los meses de preparación, el entrenamiento, el esfuerzo por sumar apoyos, encontrar dinero, ganar la confianza de los patrocinadores... se ha ido al garete. Estamos rotos", comentó apesadumbrado este piloto 'privado', que en su vida profesional trabaja como comandante del Ejército del Aire y piloto de la Patrulla Águila en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia).

Mazazo tremendo

Puertas confiesa que el mazazo económico es tremendo. Hace cinco años decidió probar suerte en la aventura africana y fundó un equipo (soldados.com) con unos pocos amigos y Manuel Díaz, militar también, como mano derecha. Desde entonces, la moto y el camión de asistencia de soldados.com han atravesado África con éxito y Miguel puede presumir de ser el único español en haber concluido las tres últimas ediciones del Dakar, con resultados humildes, rondado siempre la posición 50, pero con la satisfacción de llegar sano y salvo al Lago Rosa.

Todo eso no importaba este viernes. El sueño se había terminado antes de empezar. Puertas y Díaz, que han adelantado dinero de su bolsillo y han comprometido su patrimonio y el de sus familias en pos de una ilusión borrada de un plumazo, no podían disimular su desencanto. «Hay patrocinadores que todavía no habían ingresado parte del dinero prometido. A ver ahora qué nos dicen. Esto es un desastre», subrayó Díaz, que reconoció que el equipo deberá replantearse sus objetivos a partir de ahora.