El toro de la economía
Actualizado: Guardar«Tengo para mí que junto al grave y espinoso asunto del terrorismo etarra, será la economía el mihura, cuando este hierro ganadero era de verdad sinónimo de peligro porque llevaba enhebrado en sus pitones la muerte a cualquier descuido del diestro, que tendrán que lidiar los que aspiren a gobernarnos, en la corrida que es la campaña electoral - valga el símil por que se han de repartir mortíferas cornadas a diestro y siniestro -, con fecha ya de comienzo pero que está presente sin que nadie la espere para hacer estallar sus estruendos. No es la macroeconomía, esa que emplea magnitudes colectivas o globales, como la renta nacional, las inversiones, exportaciones e importaciones, etc.; no, lo que preocupa al ciudadano de a pie es la economía familiar. Es la que entró en barrena meses ha porque ya sea uno mileurista o jubilado, es imposible llegar a fin de mes con las parcas ganancias que se dejan caer en nuestros bolsillos teniendo que hace frente a la hipoteca, a la compra de la leche, los huevos y el pan de un día sí y otro no. Tendría que ver quien ahora nos rige, y que lo ve todo de color rosa como si estuviera en el más idílico de los mundos, la cara que ponen los que se escarban el bolsillo a la hora de pagar un litro de leche enriquecida con Omega 3, que es la que aconsejan los especialistas en nutrición para salvaguardar el sistema cardiovascular (y que no se toma por lujo ni por gusto, oiga,) cuando de 85 céntimos de euro, ha pasado a 1,45; poco más y pagamos el doble, o sea, el cien por cien. Un escándalo. Y no digamos de los precios los de otros productos alimenticios básicos, para qué contarles, que ya no sepan.
Estamos deseando los españolitos ver y oír el cara a cara -vis-à -vis, que dicen los galos- entre el que aspira a mantenerse en el sillón presidencial y el que aspira a sentar sus posaderas sobre él. Seguro que habrán de abordar este tema tan peliagudo como necesitado de solución. Tendremos que prestar mucha atención sobre lo que de esto se diga para que se pueda echar en cara sus incumplimientos a quien que lleve el gato al agua, que dicen en mi pueblo, porque, siguiendo con los términos taurómacos, no cogió el toro por los cuernos y no se avino a combatir el desastre económico en el que cada hogar -sálvense los que puedan, que serán los menos, o sea, los de siempre, los que desde su interior ven llover bien resguardados- se encuentra, hoy por hoy sumido. Pero ya se sabe que las promesas en política, como dijo un avispado mandatario, están para no cumplirse.