Los republicanos prometen acelerar la construcción del muro fronterizo
Rachel Caufield, profesora de Política de la Universidad de Drake, cree que el sentimiento antiinmigrante que se ha propagado en el país es una de las consecuencias del miedo desatado tras el terrible atentado del 11-S en Estados Unidos, y el miedo en cualquier caso no atiende a razones.
Actualizado:Cerrar las fronteras es visto como un tema de seguridad nacional. «La gente responde con las tripas, no con la cabeza. Lo que quiere oír es: 'Échalos a todos'».
Buscan acciones drásticas: deportaciones masivas, un muro, la Guardia Nacional. No quieren oír hablar de la parte práctica, de la imposibilidad de echar a doce millones de personas que no sabes ni dónde se encuentran.
De hecho, la caída de Hillary Clinton en las encuestas empezó el pasado 31 de octubre, tras el debate de Filadelfia en el que se negó a retirar su apoyo al proyecto del gobernador de Nueva York, Elliot Spitzer, que quiere dar carné de conducir a los indocumentados.
La estrategia de Spitzer, adoptada ya en siete estados, permite a las autoridades tener un registro de todos los ciudados con permiso de conducir, además de hacer las calles más seguras. Pero los votantes demócratas no atendieron a razones y tacharon a Clinton de blanda con los inmigrantes.
La misma etiqueta que recibió el republicano Mike Huckabee por permitir que los hijos de indocumentados se beneficien de becas universitarias en Arkansas. Entonces defendió su decisión con el argumento de que «los hijos no deben pagar por los pecados de sus padres», pero cuando eso se ha convirtió en munición electoral su reacción fue de todo menos compasiva.