Ibarretxe contra Zapatero
La convocatoria de elecciones generales para el próximo 9 de marzo va a evidenciar una clara falta de sintonía en materia anti-terrorista entre el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero y el PNV liderado por Ibarretxe y por Urkullu. La más que probable intención del Gobierno de impedir que ANV o el PCTV representen a la izquierda abertzale cautiva de ETA en dichos comicios está siendo abiertamente contestada por el nacionalismo gobernante, que no escatima ocasión para desentenderse de los esfuerzos que se realizan desde el Estado de Derecho para impedir que la trama terrorista continúe actuando con doble rostro. Los argumentos probatorios que tanto la Fiscalía General y la Abogacía del Estado como la Audiencia Nacional parecen estar acumulando, y que demostrarían la pertenencia o sujeción de ambas siglas al ámbito de influencia de ETA-Batasuna, podrían llevar a las instancias legitimidadas para impugnar los intentos de la izquierda abertzale de participar en el proceso electoral a solicitar del Tribunal Supremo una resolución en ejecución de la sentencia que en su día dejara fuera de la ley las sucesivas denominaciones de Herri Batasuna. Por eso mismo resulta censurable que tanto la nueva dirección del PNV como especialmente el Gobierno Vasco y el lehendakari Ibarretxe traten ellos mismos de ponerse la venda para una herida que en todo caso el Estado democrático está obligado a infligir a las tramas del terrorismo etarra.
Actualizado: GuardarEn su mensaje de fin de año Ibarretxe llegó a dejar en manos de ETA la decisión de disolverse. Como si fuera ésta una opción libérrima de la banda que ni él como institución ni ninguna otra instancia del Estado debiera tratar de forzar. Es más, se permitió descalificar por inútiles o contraproducentes los medios que el Estado de Derecho está empleando para acabar con ETA, dando a entender que en su aplicación las instituciones competentes conculcan los derechos humanos y la propia democracia. La actitud nacionalista representada por Ibarretxe es especialmente inaceptable cuando a nadie se le escapa que la banda terrorista está intentando extender el amedrentamiento a través de la llamada kale borroka y de la actuación de sus comandos asesinos. Pero su gravedad interpela directamente al Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, al PSOE y al PSE-EE que, en el final de la legislatura, han optado por entenderse con los nacionalistas en materia presupuestaria mientras rebajaban la trascendencia que en cuanto a sus causas y a sus efectos ha tenido la retirada de Josu Jon Imaz de la presidencia del PNV. Puede ser propio de su ánimo voluntarista que el Presidente eluda la confrontación pública con Ibarretxe y su partido. Pero la batalla definitiva contra el terrorismo etarra no permite que se pase por alto el comportamiento insolidario, irresponsable y ventajista de quienes anhelan recoger las nueces del árbol que sacuda el Estado de Derecho.