Familia humana

a invitación del Papa Benedicto XVI a tomar conciencia de la «pertenencia común a la única familia humana» constituyó ayer un certero argumento para defender la paz como valor universal entre los deseos para 2008. Su concepción de la paz como «don divino» ilustra lo que desde el punto de vista de la doctrina católica compromete a los creyentes, que en función de su fe han de percibirla como mucho más que «una simple conquista del hombre». Pero es en este punto donde el diálogo con los no creyentes puede resultar más fructífero, porque incluso a aquellos que no consideren la paz como un «don divino» les resultará imposible negar la dimensión trascendental de un anhelo que nunca podrá saciarse mediante una simple convención.