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CRÍTICA DE TV

Comisario

Telecinco despidió esta semana la presente temporada de El comisario, la serie policial española de más éxito y una de las grandes veteranas de la pantalla. A la cita acudió mucha gente: un 21,9% de la audiencia, que equivale a casi 3,5 millones de espectadores. Fue lo más visto del prime time del viernes. Lo más llamativo era leer ayer en la web de la serie los comentarios de sus desolados seguidores, a todos los cuales les ha parecido -y es verdad- que esta temporada se ha acabado demasiado pronto. Que El comisario haya sabido a poco es natural: últimamente la pantalla nos está acostumbrando a que las series duren y duren aunque no tengan nada que contar, y eso lo vemos en un amplio abanico que va desde Cuéntame hasta Yo soy Bea.

JOSÉ JAVIER ESPARZA
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Pero precisamente desde ese punto de vista adquieren más valor los episodios de El comisario, porque siempre tienen algo nuevo que ofrecer al espectador, y más vale una temporada corta, pero con sentido, que una larga pero sin chicha. «Algo nuevo» no quiere decir algo «sorprendente», porque a estas alturas es difícil sorprenderse, sino que significa otra cosa, quizá más meritoria: presentar nuevos relatos con personalidad propia, con un principio y un final. El reto es asequible en las primeras temporadas, pero se hace verdaderamente arduo cuando uno lleva ya once tandas en nueve años, como es este caso. Pensemos en los grandes talentos del género policiaco: Agatha Christie, Conan Doyle, Simenon, Chandler, Hammett Las series de televisión no son comparables, por supuesto: no hay genios en todas partes, de manera que la falta de imaginación individual se compensa con la creatividad colectiva de los equipos de guionistas, la originalidad del relato se sustituye por la espectacularidad de la puesta en escena y el interés narrativo se sostiene con el recurso a tramas que ocupan toda la temporada.

Esto no es ni bueno ni malo: son las reglas de la tele. Y, con esas reglas de juego, lo que hay que pedir a una serie es que el resultado final presente la mayor calidad posible. Creo que El comisario satisface esas exigencias, y eso es admirable. Hará unos dos o tres años pensé -y escribí- que veía la historia del comisario Castilla agotada, sin expectativas argumentales, y uno de los talentos de la productora me lo reprobó en doloridos términos. Es grato suponer -el que no se consuela, es porque no quiere- que aquella crítica pudo servir de estímulo para los guionistas; sea como fuere, el hecho es que el tiempo ha pasado y esta narración sigue teniendo fondo del que sacar nuevas historias. El comisario volverá y hay que prever que lo hará con las mismas notables hechuras que ha mostrado hasta ahora. Un buen producto español.