Córrale
Esperábamos 'las coordenadas' para salir el en- cuentro de los rehenes, pero la cosa se complicó, según Kirchner. En tiempos de guerra, esas palabras llevan el peso de un bombardeo. Aunque, esta vez, se trataba del feliz alumbramiento de la libertad de la mano de individuos que la utilizan para prostituirla. Lo que queríamos ayer era caer sobre los liberados de las FARC, pero en su estrategia de despiste nos tuvieron dando la vuelta al mundo mientras se alejaban de sus bases. Y en aquel territorio incivil hay mucho que andar.
Actualizado: GuardarDurante todo ese tiempo, intenté imaginar el futuro de las dos mujeres y el niño que ahora salen a la superficie. El pequeño es fruto del cruce perfecto y tranquilo entre un guerrillero y una secuestrada. Parecen de otro mundo, pero ambos son colombianos y compatriotas, y como denominador común a los tres, y a todos ellos, les han jodido la vida. Pensé que han transcurrido seis años desde los secuestrado fueron incorporados a esa marcha interminable de la guerrilla, a la huida perpetua del Estado, dejando un rastro de plumas de gallos de pelea y esnifando coca para animar la levedad del ser, mientras retozaban con la muerte y hacían nidos bajo los platanares.
La misma noche estrellada y caliente donde la soledad cuenta más que el amor y la sombra que proyectan los senderos calientes de la selva no dista de la que brindan los jardines coloniales de Bogotá. Me he asomado a su silencio, a la profundidad oscura de sus sentimientos, a la mirada perdida de unos ojos que en su interior todavía conservan la memoria de los que dejaron. Se tendrán que quitar de ello, de lo que más han querido, para sobrevivir al miedo y, sobre todo, a la nostalgia. No podrán desahogarse, ni sincerar su patología por temor a que su confesión muerda la carne de los que quedaron cautivos. Tendrán la mala conciencia de haber sido elegidos y soportarán un peso descriptible de felicidad culpable. A sabiendas de que forman parte de un paquete de transacción que no alberga un átomo de conmiseración humana.
Podían ser narcóticos pero el tráfico para la ocasión son dos mujeres y un niño. Enseñan la patita y ponen los dientes largos al pueblo para que se rinda al poder. Alrededor, los gallinazos amasan la campaña, ilustran la apropiación del protagonismo del rescate. Uribe condescendiente, Chávez humano y Sarkozy mas cerca de su compatriota Ingrid Betancourt.
«Maruja no quiso conservar ningún recuerdo de aquel pasado atroz. Pero se dio cuenta de hasta qué punto aquellos meses iban a condicionar su vida.