Pram lanza nuevo disco. / L. V.
Cultura

De máscaras y enigmas

El nuevo disco de los británicos Pram nos vuelve a sumergir en su particular universo que está lleno de matices ocultos

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Nada menos que 17 años lleva esta banda británica original de Birmingham alimentando y desarrollando una estética compleja y enigmática, hábil en la exploración de tratamientos y texturas únicos; común a un entorno de investigación basado en la fijación por los capítulos más atrevidos de la historia musical reciente pero capaz, a su vez, de hacer cristalizar una sonoridad propia. La quebradiza voz de Rosie Cuckston y el metafísico respaldo instrumental, dirigido por Sam Owen, que la circunda conforman un entramado imaginativo y personal, a salvo de un exceso de mimetismo que deje al descubierto las fuentes de influencia a la primera y encubierto por tonalidades acogedoras, hasta cierto punto accesibles, que escapan de esa necesidad tan obsoleta, a veces, por la experimentación cúbica e indescifrable.

El nuevo disco de Pram, The Moving Frontier (Domino-Pias), no será, seguramente, ningún gran descubrimiento para quienes estén al día de su carrera discográfica, pero el empaque más extático y libérrimo, si cabe, del mismo podría volver a abrir el apetito hacia lo incierto. Como en la mayoría de sus anteriores trabajos -The North Pole Radio Station (1998) o The Museum of Imaginary Animals (2000), por ejemplo-subsisten los soniquetes de apoyo furtivos y de carácter intangible e infantil -Pram significa coche de bebé-aportados por elementos percusivos y metálicos que airean, con sus armonías volátiles, la instrumentación básica; pero se acrecienta, a cambio, la coloración cinematográfica -canciones como Iske y The Empty Quarter parecen extraídas de una banda sonora, en los temas instrumentales, donde el acento ambiental que los rige se alimenta del lounge exótico de Esquivel y Les Baxter y el jazz improvisatorio de perfil conciso.

También sigue siendo Rosie Cuckston, con su frágil voz, la que marca el signo esotérico en las canciones que interpreta, dominadas por arreglos de carácter turbio, más minimalistas en su expresión conjunta y con una más decidida inclinación hacia la experimentación abstracta, pero sabiamente equilibrados y sometidos a la línea maestra de la melodía. En ese sentido, títulos como Salva, Hums Around Us, The City Surveyor y Moonminer resaltan por su escritura incorpórea y abiertamente hipnotizadora, cercana a la levitación onírica incluso, pero al final acaban siendo ingenuas y entrañables nanas encerradas en sugestivo envase.

En conjunto, The Moving Frontier es un viaje de ida y vuelta hacia el universo de Pram. Sólo hay que dejarse llevar por su particular mapa lleno de incógnitas, en el que es todo un placer bucear a la búsqueda de sensaciones ocultas.