Cantos de sirena
Actualizado: Guardare van a cumplir dos años desde que la ministra Salgado nos salvó la vida. Uno de mi trabajo se los fuma de dos en dos cuando sale (cómo recupera el cabrón), así que mejor les hablo de sirenas, esos seres fabulosos que enamoraban a los navegantes con sus cantos y luego les chupaban la sangre. Hasta que Ulises (el más listo con diferencia) dijo, «Atarme al mástil..». Pero bueno, esto se sale de la leyenda, las sirenas simbolizan las seducciones del mundo. Parecía que los griegos contaban pamplinas a mogollón; error, tenían más tino que la ministra pa averiguar nuestra condición.
En fin, tampoco se queda manco el que inventó la Carta a los Reyes Magos (más artículos que la Magna, pero de largo), pa mí que la ha hecho el Paulov... Un bastinazo, en un mes de campaña, Melchor, Gaspar, Baltasar y el tío del trineo, con la ayuda divina de la Inmaculada, la laica de la Constitución y la profana de no santificar el domingo, le tienen la ansiedad a mi señora que le sale por las orejas. Con decirle, el día 24 a las ocho y pico (largo, pico de cigüeña lo menos) le cortaron las escaleras mecánicas del Cortinglés y la vi subir sin articular las rodillas, tuvo que pararla el de seguridad (iba abducida), «Señora, que hemos cerrao». Cenamos, y como a cuenta del colesterol (que esa es otra, ya no se las coge) estaba en planta el 25 a primera hora (ni se pintó), tiró pa la calle. Y Cádiz cerrao.
Empezó a escuchar las sirenas y a chocarse con los escaparates de Ancha, Columela era el conejito de Duracell con la tarjeta en la boca. Es muy fuerte, del cero al infinito, un crimen que la lleven a esto y después le corten el rollo 24 horas seguidas... Ahora, el 26 dejó la tarjeta temblando (hizo como el de mi trabajo, cómo recuperó la hijaputa), fíjate que no ha leío la Odisea y ayer me trajo una soga, «El día uno de enero me amarras al sillón».