CONTADORES. Todas las casas tienen ya los suyos a pleno rendimiento. / J. C. C.
Jerez

Los vecinos de La Canaleja tienen ya agua potable en sus viviendas

Desde el pasado 12 de diciembre unas 45 familias disfrutan de este bien El siguiente objetivo de los residentes es la urbanización del barrio

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Más de dos décadas han tenido que esperar los vecinos de la barriada de La Canaleja para poder abrir los grifos de sus casas y ver como el agua corriente era una realidad que formaba parte de su vida cotidiana. Han sido duros años de negociaciones con el Ayuntamiento, que han generado en más de una ocasión que estos jerezanos se hayan visto obligados a trasladar sus protestas a las calles. Reuniones con los representantes políticos que han pasado a lo largo de estos años por el Consistorio y asambleas vecinales han formado parte de la historia de un barrio que ha llegado a ver incluso cómo se le despojaba de su propio nombre.

«Los Reyes Magos han venido a La Canaleja antes de tiempo. Por fin tenemos agua en nuestras casas y eso supone una alegría enorme para todos nosotros», explica a este medio el presidente de la asociación de vecinos de la zona, José Luis Casado. Él, al igual que sus vecinos, acudió el pasado día 12 a Ajemsa (Aguas de Jerez) para contratar el suministro de agua tras la obras que desde el pasado mes de mayo se han ido realizando en sus calles. «Ese mismo día, unas cuatro horas más tarde de que pagara el primer plazo de los más de 1.000 euros que tenemos que afrontar por todo el proceso, llegó el agua a mi casa», insiste Casado con notable satisfacción.

Una alegría que se puede ver reflejada en el rostro Isabel Padilla, Teresa Sánchez, Carmen Orozco o Rosa Gallo. Ellas viven en La Canaleja desde hace años y aseguran que «era algo que necesitábamos urgentemente. Nuestros pozos estaban empezando a secarse y eran una fuente de infección que había originado más de una gastroenteritis. Ahora con el agua potable hemos mejorado en calidad de vida».

De hecho, Isabel asegura que con la llegada del suministro «han cambiado muchas cosas. Nuestra ropa blanca, por ejemplo, antes con el agua de pozo quedaba siempre un poco oscura, y ahora es otra cosa. También se nota mucho en la cocina; poder fregar sin necesidad de ir a por agua al pozo o preparar algo para el almuerzo es mucho más fácil». En su caso, el pozo del que se abastecía su familia es uno de los más antiguos del lugar, de hecho «creemos que puede tener unos 200 años. Gracias a él hemos crecido mis hermanos y yo, y hasta hace poco menos de 20 días mis hijos. No obstante, en los últimos tiempos su agua estaba muy contaminada».

«Yo lo noto hasta en el pelo», insiste Carmen mientras recalca que «aún quedan aquí muchas cosas por hacer. La urbanización de la barriada es algo por lo que tenemos que seguir luchando, necesitamos calles con aceras y asfaltado».

Una casa sin agua

Eso sí, «aún existe una casa, la número 3, que no tiene agua potable, ya que su propietario es pensionista y no puede afrontar el coste de las obras y de la contratación. Por ello, en este momento estamos negociando con Ajemsa un sistema de pago más accesible para este vecino», indica José Luis. Las parcelas en las que no existen viviendas tampoco poseen este recurso, «algo que continuará así hasta que se legalice toda la zona».

Entre casa y casa, los ciudadanos de esta barriada de Jerez celebran el poder pasar la Noche Vieja en sus hogares sin necesidad de «poner a hervir el agua en una olla para poder ducharnos» o «preocuparnos en comprar litros y litros de agua embotellada para cocinar».

Por ello, desde la asociación de vecinos quieren recalcar que «estamos muy agradecidos a la alcaldesa, Pilar Sánchez. Ella nos prometió que dotaría de agua a la zona y ha cumplido su palabra. Ha sido un proceso largo y con algunas dificultades, especialmente burocráticas, pero ya tenemos agua, algo que durante décadas se nos había negado por parte de los anteriores equipos de Gobierno», concluyó José Luis Casado. «Ahora sólo tenemos que aprender a no gastar mucha agua», sentencia.