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PÚBLICO FIEL. Jerezanos de todas las edades permanecen cada día frente al Belén. / T.S.
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El Belén más animado

El Nacimiento instalado en Santo Domingo es una parada obligada para numerosos jerezanos que visitan el centro junto a sus hijos

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De paseo por la Alameda Cristina suena de repente un fortísimo viento acompañado de una tormenta. No se asusten. Se trata del Belén instalado junto a la iglesia de Santo Domingo, que este año se caracteriza por sus efectos especiales, y se ha convertido, sin duda alguna, en una de las grandes apuestas del Gobierno municipal dentro de la programación navideña.

Este Nacimiento está representado como la típica y tradicional estampa de Navidad, en la que -como en los demás belenes- tanto María como José, casi a tamaño natural, cuidan al pequeño Jesús y reciben de los regalos de aquellos que adoran y desean conocer al pequeño más querido. Y, por supuesto, también aparecen representados los acompañantes más fieles, la mula y el buey, como así dicen los villancicos. Hasta aquí todo normal. Lo curioso reside en los ruiditos procedentes de los animales y de la propia naturaleza. Sí, sí. En este Belén, sin ser real y viviente -alternativa en otras ocasiones-, los burros rebuznan, las cabras y las ovejas balen, los búhos ululan, los perros ladran y las gallinas cacarean. Y la tormenta y el viento tienen su momento de gloria en este Nacimiento con un gran abanico de efectos especiales.

«Es todo un acierto que el Belén tenga sonido, está muy bien y los niños disfrutan mucho», asegura de forma tajante Juan Manuel Saborido, que se trasladó ayer desde la pedanía cercana de Torrecera para disfrutar del ambiente navideño en el centro. Y es que este año «es más original y llama mucho la atención», explica otra jerezana, María Paz Ramírez, que además explica «he tenido que venir ya cuatro o cinco veces con mis hijos, que se quedan muy impresionados, sobre todo, con el búho y el ruido de la tormenta», continúa Mari Paz mientras no le quita un ojo de encima a sus pequeños, que subidos a la valla de seguridad no se pierden ni un detalle de todos los elementos que componen el portal.

«A mí sinceramente me gusta mucho que este año el Nacimiento tenga efectos especiales, me parece muy espectacular» y de esta manera los «niños disfrutan más», asegura una señora mientras sujeta un carrito de bebé, y que además defiende convencida que «para el año que viene deben instalar un río donde suene el agua, que los niños disfrutan mucho con el agua», porque en éste hay una fuente «pero no funciona, sólo lo hizo los primeros días y mis hijos se divertían bastante más».

Muchos son los padres y familiares que cada vez que se acercan con sus pequeños al centro tienen que hacer una parada obligada en Santo Domingo, y «a mi hijo pequeño no hay manera de quitarlo del Belén, nunca se quiere ir», cuenta una señora que mientras pone el chaquetón a su hijo asegura que «estos sonidos hacen del Belén algo especial. Tiene otra cosita, además es muy bonito». Al igual que Pepi Moreno, que se autodefine como jerezana por los cuatro costados, afirma «qué más se le puede pedir a un belén. Yo no sé cómo estaría el año pasado porque no lo vi, pero desde luego éste es muy novedoso».

Sin embargo, hay gustos para todo. Y mientras los niños alucinados y con los ojos redondos como platos gritaban «¿Mira, mamá, pero si Jesús es más grande que yo!» o «¿Escucha, escucha! Eso es un búho. Sí sí, lo he aprendido en el cole», un señor se quedaba perplejo mientras escuchaba atentamente todos y cada uno de los sonidos provenientes de los animales. Y de repente, se paró en seco al creer escuchar el sonido de una chicharra. Entonces lanzó, con una media sonrisa, una pregunta al aire: «¿Pero las chicharras no salen sólo en verano?». Pues eso.