RUPTURA. Los actores se conocieron en el rodaje de una película. / EFE
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La peli terminó mal

Los actores Robin Wright y Sean Penn, la pareja «más cool» de Hollywood, anuncia que se separa tras once años matrimonio

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Sean Penn y Robin Wright se divorcian tras once años de matrimonio. Formaban una de las parejas más cool de Hollywood: él, un rebelde con conciencia y Oscar; ella, una actriz bella y sensible eclipsada por el genio y el activismo político de su esposo. Se casaron en 1996, tras varios años de relación. Ambos tenían un matrimonio a sus espaldas y dos hijos en común. Los habían bautizado con los nombres de sus héroes: Dylan Frances, de 16 años, por el poeta Dylan Thomas y la actriz Frances Farmer; y Hopper Jack, de 14, por los actores Dennis Hopper y Jack Nicholson, compañeros de farra de Sean.

Robin Wright Penn estaba tan rendida a su marido que hasta se había añadido su apellido, una práctica poco habitual en una estrella de Hollywood. Esta tejana de 41 años siempre ha seguido su propio camino y despertado halagos por su belleza y talento en cintas como La princesa prometida, Forrest Gump, Nueve vidas y Beowulf, actualmente en cartelera. A los 14 años era modelo en pasarelas de París y Tokio. El culebrón Santa Bárbara la hizo popular.

Conoció a Sean Penn en el rodaje de El clan de las irlandeses y ya no se separaron. Se fueron a vivir a la bohemia San Francisco. Sólo se dejaban ver juntos en estrenos y galas; ella no le acompañaba cuando viajaba a Bagdad o pagaba una página en The New York Times para denunciar la política exterior de Bush.

Robin Wright infundió cordura al energúmeno que en los 80 pasó un mes entre rejas tras romperle la cámara a un fotógrafo. Fue dejar a Madonna y crecer como actor y persona. Penn se erigió en el rojo oficial de Hollywood junto a Tim Robbins y Susan Sarandon, y hasta descubrió su sensibilidad como director. Cuando recogió su Oscar por Mystic River, reconoció que Robin, «ese genuino corazón», le había ayudado en su trabajo y en su vida. Se había convertido en su «barómetro». A sus 47 años, el actor se perfila de nuevo ganador por su cuarto largometraje como director, Into the Wild, la crónica verídica de un ecologista que llevó su credo a tales extremos fundamentalistas que murió de inanición en las montañas de Alaska: una cinta que le ha servido de catarsis a su crisis matrimonial y a la misteriosa muerte de su hermano Chris Penn a los 40 años. «No soy un rebelde, sino un insatisfecho», precisó hace cuatro años al recoger el Premio Donostia. No negó haber vivido deprisa: «Pon mis órganos internos en un plato junto a los de otros premiados y ya me dirás quién es mayor».