![](/cadiz/prensa/noticias/200712/28/fotos/070D5CA-SOC-P1_1.jpg)
El templo del marisco
Bajo de Guía, el barrio marinero de Sanlúcar, se ha convertido en destino casi obligado para escapadas que buscan disfrutar del buen comer
Actualizado: GuardarBajo de Guía es el barrio marinero por excelencia de Sanlúcar. Situado en un enclave privilegiado, en el margen izquierdo de la desembocadura del río Guadalquivir y frente a una de las principales reservas naturales más importantes de Europa, el Parque Nacional de Doñana, su característica actividad pesquera de antaño ha ido siendo sustituida por las gastronomía. Y es que el barrio es una sucesión de bares y restaurantes donde comer se convierte en toda una fiesta para el paladar.
Ir a Bajo de Guía cualquier día de la semana es una de la escapadas obligadas para visitantes y también para los propios gaditanos. El paraje invita a un paseo sosegado por la playa, donde se puede disfrutar de la incomparable vista que conforman la desembocadura del río y la otra orilla del Guadalquivir, el Parque de Doñana. Además, resulta casi obligado sentarse a la mesa de cualquiera de los numerosos restaurantes que hay en la zona, que los hay para elegir.
Independientemente de las especialidades de cada establecimiento, todos suelen ser lugar de peregrinación para los amantes del buen marisco. Pero también se pueden degustar deliciosos arroces marineros, pescado frito (chocos, puntillitas, pijotas, acedías..), pescado a la plancha y guisos variados. En cualquier caso, una buena opción, sobre todo para aquellos a los que no les guste arriesgar en la elección, es dejarse aconsejar por los camareros.
El langostino, único
Eso sí, resultaría casi un pecado marcharse de Sanlúcar, y más concretamente de Bajo de Guía, sin probar su marisco, famoso en todo el planeta. Destaca su langostino. Dicen los entendidos que su éxito se debe a sus propias cualidades de sabor y textura, que lo hacen único y objeto de deseo de los paladares más exigentes.
Bajo de Guía fue antiguo puerto y barrio de marineros, tal como se ha apuntado anteriormente. Y fue precisamente esa circunstancia la que permitió años atrás fundir dicha tradición con la gastronomía. En aquellos tiempos eran las familias de los marineros quienes trasladaban a tierra las capturas del día, creando así una cultura popular propia. Después de comer, una buena opción es disfrutar del microclima de la ciudad -tiene las temperaturas más suaves de la provincia- dando un paseo por el denominado Barrio Alto de Sanlúcar. Se caracteriza por sus palacios, casas señoriales, iglesias, conventos y un olor a mosto que traspasa los enrejados de las bodegas.
Un último consejo: no abandonar la población sin dar buena cuenta antes de la repostería local. Hay entre lo que elegir: dulces árabes, mantecados, turrones... Lo mejor para irse con un buen sabor de boca.
wjamison@lavozdigital.es