Media hora de lectura es suficiente
Me refiero a un aspecto educativo que, por mi dilatada experiencia y por mi edad, entrada en años, me resulta suficientemente conocido.
Actualizado: GuardarLa comprensión de lo que se lee para los alumnos de Educación Primaria y, por extensión, para los de todos los que estén en los distintos niveles educativos, es un proceso intelectual complejo. Comprender lo que se lee va a depender del carácter de la persona que lo hace, de su formación, del texto que lee, aparte, claro está, de otros motivos que pueden no ayudar al cabal proceso de la lectura.
Los profesores de Educación Primaria, esos que en Finlandia tienen más estatus que un director general, lo saben con ese tipo de certeza que es casi imposible de cuestionar. Quiénes mejor que ellos. Pero también saben de las limitaciones que les impone el sistema: unas programaciones excesivamente extensas de, quizás, demasiadas asignaturas y cientos de objetivos, y una formación desigual de sus alumnos que les hace muy complicado llevar adelante una enseñanza correcta y eficiente. Por supuesto que existen otros muchos aspectos, que están en el ánimo de los que de estas cuestiones entienden, que influyen mal en el aprendizaje de la comprensión lectora.
A veces lo práctico choca contra los intereses establecidos. Y las opiniones con sentido común se tachan de periclitadas. Pero aún así me arriesgaré por mor de los estudiantes.
Posiblemente conseguiremos resultados si dedicamos media hora diaria, en la escuela, al desarrollo de la lectura dirigida, entendiendo por dirigida aquella lectura preparada por los mismos maestros, que tenga como fin claro el que se pueda entender su contenido, que se pueda descodificar, aunque siempre con un cierto esfuerzo. Y si hemos dicho que comprender lo que se lee es una tarea compleja, también podríamos afirmar que, con serenidad y el tiempo necesario, llegaremos a dominar, a comprender lo que leemos. Y el dominio sobre las cosas es práctico y, a la vez, estimulante.
Media hora al día dedicada a leer, al menos un texto, de una selección en la que se tengan muy en cuenta los conocimientos y los intereses de los alumnos. La selección de textos siempre ha sido un problema. La adecuación en la elección de los mismos sean los textos subjetivos u objetivos, crea disfunciones en el pensamiento de los que tienen que elegirlos. Es decir, los profesores.
Bien. Sea cual fuere la elección el texto tiene que cumplir una serie de requisitos, siempre con la gradación correspondiente, ya que debemos tener muy cuenta a quienes van dirigidos. Estamos en Educación Primaria y eso supone textos con una extensión que se pueda asumir por los posibles lectores, con vocabulario usual y sintaxis sencilla. En esos textos las ideas principales y sus significaciones, tienen que aparecer repetidas. Las relaciones entre las causas y los efectos o entre los efectos y las causas que producen los sucesos de la vida y de la ciencia estarán presentes con suma claridad, puesto que si aprender es un efecto el leer bien puede ser la causa de que el aprendizaje se produzca. Al fin, en una simplificación peligrosa ante determinado tipo de lectores, se podría decir que todo es causa y todo es efecto. Los textos tendrán vida y correlacionarán, de forma sencilla, a los distintos saberes que en el currículum de Educación Primaria esperan a que los hagamos nuestros.
Media hora. Y el profesor - pongámonos en su lugar- toma la batuta y administra los tiempos. Cinco minutos para hacer la lectura oral del texto. Cinco minutos para volverlo a leer de forma silenciosa: es el momento cumbre en el que se busca su significación. Diez minutos para encontrar las ideas principales, explícitas en un principio, implícitas cuando se vaya teniendo una mayor formación. Diez minutos para conversar, todos los que están en la clase, sobre la significación cierta de lo que en el texto se sustenta. El profesor sabrá con habilidad, porque es profesor, decir la última palabra sobre la correcta significación del texto. Y así todos los días. Si se hiciera verían ustedes como en unos años el informe PISA se enderezaría y miraría al cielo como un ciprés que hay en Silos. Ha sido una opinión. Podrán preguntarse ¿por qué media hora? Y se podrían contestar con otra pregunta ¿ y por qué no? Media hora dedicada, sólo, a comprender textos.
¿Qué se pueden hacer más cosas? Claro que sí, pero eso se lo dejo a otros.