Los adolescentes no perciben el peligro de la droga, alerta una comisión parlamentaria
Recomienda «más formación e información» para los jóvenes, y dice que los narcotraficantes están «tirando los precios» para captar clientes
Actualizado: GuardarLa receta para apartar a los jóvenes de las drogas contiene muchos ingredientes que, al final, se concentran en dos, formación e información. La Comisión Mixta Congreso-Senado para el Estudio del Problema de la Droga presentó ayer sus conclusiones, destiladas de dos años de comparecencias de psicólogos, médicos, educadores, terapeutas, y un manojo de recomendaciones que implican a los poderes públicos, los padres, el sistema educativo y los medios de comunicación, entre otros. La última Encuesta Escolar sobre Uso de Drogas registra la primera bajada en todos los consumos de drogas legales (tabaco y alcohol) e ilegales, pero ello «no debe incitarnos a bajar la guardia», advirtió el ministro de Sanidad, Bernat Soria.
Las conclusiones del informe, elaborado por 15 diputados y senadores, insiste por activa y por pasiva en dos elementos clave para erradicar el uso de las drogas entre los adolescentes españoles: la prevención y la sensibilización sobre sus riesgos. El trabajo resume en 22 páginas los criterios de expertos y especialistas y señala al cannabis, la cocaína y las drogas de diseño como las tres principales amenazas para la población juvenil española. La primera, porque persiste una baja percepción de su peligro, y las otras dos, por la agresiva política de precios a la baja para captar clientes. Y las tres sustancias siguen siendo demasiado accesibles. La heroína, azote de otros tiempos, se ha convertido en una sustancia marginal, reducto de drogadictos supervivientes.
Sus señorías piden que se transmita a los jóvenes «más información» y que ésta sea «veraz, adecuada y basada en la evidencia científica». Sin moralinas ni ideología, la ciencia ha acreditado de sobra los daños -neurológicos, psiquiátricos - permanentes e irreversibles que causa el consumo de drogas, sean cannabis o éxtasis, cada una a su manera. Y también constan sus perniciosos efectos sociales: accidentes de tráfico, embarazos no deseados, aislamiento afectivo y empeoramiento del rendimiento escolar, entre otros.