EN FORMA. El exjugador del Atlético de Madrid, durante el partido jugado el miércoles entre el Liverpool y el Derby County.
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El 'Niño' crece en brazos de Rafa Benítez

Torres progresa tan rápido en la 'Premier' que en Anfield ya le comparan con el mítico Ian Rush

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Estoy encantado con mis goles. Ya dije que fiché por el Liverpool para crecer y ganar títulos». En menos de medio año, Fernando Torres ha superado las expectativas más optimistas y se ha convertido en uno de los grandes ídolos de Anfield. Lejos de arrugarse ante los toscos zagueros ingleses, el madrileño ha sabido aprender en el manual del metódico Rafa Benítez y explotar sus mejores virtudes. Fuerza, potencia, rapidez, cambio de ritmo y, sin la presión de tener que ser líder por obligación, más gol que en el Atlético, donde promedió 15 tantos y tiene como plusmarca los 19 firmados en la segunda de sus cinco campañas en Primera.

Si se suman todas las competiciones, El Niño ya suma 15 dianas en este arranque de curso, un registro por el que el club rojiblanco percibirá una prima de 250.000 euros. También cobrará esa cantidad por cada ciclo de 25 partidos disputados, ya sea como titular o entrando desde el banquillo. Comienzan a salir a la luz esas cláusulas que hicieron bailar las cifras de su fichaje por los reds. Al final, 32 millones de euros de fijo por traspaso más cuatro millones en función de objetivos.

Su último gol, anotado en el Pryde Park de Derby, resumió lo mejor de Torres. Control, arranque explosivo que le permite irse de sus vigilantes, recorte y disparo. Así lo hacía en las categorías inferiores del Atlético, pero no tanto en el primer equipo, donde llegaba al área casi siempre agotado, tras fajarse desde el centro del campo. Si está fresco y remata de primeras, es letal. Si tiene más tiempo para pensar, desvía el punto de mira casi tanto como una escopeta de feria.

Conexión con Gerrard

«Torres me recuerda a Ian Rush», llegó a decir Steven Gerrard, la estrella del Liverpool, tras ver un montaje de la prensa inglesa donde se comparaba al español con el gran ariete galés que en los 80 hizo historia en Anfield. Eran palabras mayores, pero el propio Rush recogió el guante. «Esa conexión que tiene con Gerrard me recuerda a la que yo disfrutaba con Kenny Dalglish. Es algo casi telepático», subrayaba, recientemente, el galés, sorprendido por la rápida adaptación del Kid.

«No se esconde como otros extranjeros, hace trabajar a los defensas y se ha adaptado rapidísimo, más que en su día Drogba y Henry», añadía Rush, convencido de que si Torres marca 20 ó 25 goles, su Liverpool del alma podría ganar la Premier después de 18 años de sequía. Por el momento, el de Fuenlabrada lleva 9 en 16 partidos, a tres de Cristiano Ronaldo.

Si las lesiones le respetan -ya estuvo un mes ausente por problemas musculares-- va camino de conseguir un récord. Desde que Fowler se disparó con 28 dianas en 1996, ningún red superó los 20 tantos por temporada. En la Champions, salió al rescate de su equipo y firmó dos goles ante el Oporto y otro ante el Marsella. Su actuación más destacada, empero, tuvo lugar en la Curling Cup, donde el modesto Reading sufrió su primer hat trick.

«El fútbol inglés es ideal para él. Las idas y venidas se adaptan a su potencia y con Gerrard se entiende muy bien. Se aprovecha de la precisión de sus pases». Lo dice el guardameta Pepe Reina, su cicerone. A Torres le vino de perlas el cambio. Se había quedado estancado en el Atlético, donde era la única referencia, el faro que guiaba a todo el equipo, el ídolo que permitía a sus acomodados compañeros vivir de sus rentas. Tenía que salir de casa para progresar y así se lo llegó a recomendar hasta Luis Aragonés, con quien dio sus primeros pasos como profesional rojiblanco. Una encuesta entre los aficionados ingleses ya le sitúa como tercer mejor jugador de la Premier en 2007, sólo superado por el catalán Cesc y el portugués Ronaldo.

Sin tirarse

El sistema de Benítez le favorece. El técnico madrileño exige un equipo replegado, ordenado y que salga veloz al contragolpe, faceta en la que siempre destacó el Niño. Se beneficia de la tradicional lentitud de los defensas británicos. En este fútbol goza de más espacios que en España. En las islas entran duro pero con nobleza y no abusan de las faltas tácticas que le terminaban por desquiciar en la Liga. Enseguida aprendió -Benítez también le aleccionó sobre esta materia¯ que Inglaterra hace gala del Fair Play y castiga las trampas. Ahí está muy mal visto tirarse e incluso exagerar las caídas. No vale perder el tiempo sobre el césped, reclamar tarjetas para los rivales o penaltis al más mínimo contacto. Machismo al margen y como proclamaba hace años una célebre promoción de un brandy, el Niño ha comprobado que el fútbol es cosa de hombres. Luis se frota las manos ante la próxima Eurocopa.