A TOPE. Federer, tras ganar a David Ferrer en China. / AP PHOTO
TENIS

El año en que Federer demostró que es un tenista de este planeta

El suizo Roger Federer continuó devorando plusmarcas en 2007 y se acercó, a sus 26 años, a lo que casi todos esperan, convertirse en el mejor tenista de todos los tiempos. Ello a pesar de que al final de la temporada cosechó algunas derrotas que, más que anecdóticas, demuestran que es humano.

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A finales de enero ganó su tercer Abierto de Australia en una rápida final ante el chileno Fernando González, sin perder un solo set en todo el torneo, lo que no se lograba desde que lo hiciera el sueco Bjorn Borg en Roland Garros 27 años atrás.

Un mes más tarde, batió el récord del estadounidense Jimmy Connors de 160 semanas al frente de la clasificación ATP y al acabar noviembre superó las 200.

El talón de Aquiles de Fed es la tierra batida, sin lugar a dudas. No obstante, se dio el lujo de derrotar en Hamburgo al rey de esta superficie, el balear Rafael Nadal, que se tomaría revancha en Roland Garros, único título que se le resiste al helvético, quien cayó por tercera vez consecutiva en la final ante el mismo rival.

Pero este fracaso no amilanó a Federer, que un mes más tarde igualó la plusmarca de Borg en Wimbledon, con cinco victorias seguidas en el césped de la Catedral londinense. Es más, la final que Borg le ganó a otro estadounidense, John McEnroe, en 1980, y la de esta edición ante el español Nadal serán recordadas como partidos muy similares.

Nadal es el delfín, sin lugar a dudas, pero en el firmamento del suizo en agosto apareció una nueva estrella amenazante, el serbio Novak Djokovic, de 20 años, quien lo derrotó en Montreal, Canadá.

Pero Fed puso las cosas en su lugar en Flushing Meadows y ganó ante el serbio su cuarto US Open consecutivo, finalizando la temporada con diez títulos mayores en su haber, dos menos que el récord del estadounidense Pete Sampras.

En octubre, reapareció el argentino David Nalbandian en la vida de Federer. Quien ya había sido su bestia negra en el pasado lo derrotó dos veces seguidas: en Madrid y París. Entonces quedó claro que Fed es el mejor, pero que también es humano.

El año finalizó con un triunfo descafeinado en la Masters Cup de Shangai, China, en la final ante el español David Ferrer. Eso sí, después de haber debutado con derrota ante el chileno González, quien le ganó por primera vez en su carrera.

La reina Henin

Entre las mujeres, la belga Justine Henin afirmó su primacía mundial, aunque a diferencia del cuadro masculino, el femenino sigue siendo mucho más igualado, aunque también previsible.

La temporada comenzó con el triunfo en Australia de Serena Williams. Ya en el segundo torneo de Grand Slam, el Abierto de Francia de Roland Garros, la liejense volvió por sus fueros, aplastó en la final por 6-1 y 6-2 a la joven serbia Ana Ivanovic y obtuvo el trofeo por cuarta vez.

Al mes siguiente, una vez más se quedó sin Wimbledon tras una sorprendente derrota en semifinales ante la francesa Marion Bartoli, que en la final fue apabullada por la otra Williams, Venus, tan intermitente en el circuito como su hermana. A pesar de las recurrentes lesiones, Venus conquistó su cuarto torneo de Wimbledon.

En setiembre, Henin logró su segundo título del US Open y en noviembre se impuso en Madrid a la rusa Maria Sharapova, otra gran animadora del circuito femenino, en la final del Masters, rubricando así una gran temporada.