Opinion

Lecciones del tsunami

Tres años después del tsunami que asoló las costas de Indonesia, Tailandia y Sri Lanka el balance de la reconstrucción ofrece un resultado desigual donde resalta, en el capítulo negativo, la desaparición de casi la mitad de la ayuda internacional que se hizo llegar al gobierno de Sri Lanka. La denuncia de la fiable organización Transparency Internacional que apunta al uso de los fondos en otros fines diferentes a la ayuda a los damnificados, incide en un problema reiterado acerca de la administración de los donativos en países donde el nivel de corrupción favorece el descontrol. Junto a tareas de auxilio conducidas con extraordinaria profesionalidad, todavía hay supervivientes que viven en campos de refugiados, miles de viviendas permanecen vacías por falta de seguridad, infraestructuras, agua, electricidad., o carreteras de acceso, confirmando una incorrecta planificación de los auxilios o una defectuosa construcción de los alojamientos. Oxfam Internacional alerta también sobre la necesidad de dedicar una mayor inversión para la reducción del riesgo de desastres naturales centrados en la recuperación de los ecosistemas costeros que actúan como protección natural y el aumento de la capacidad de respuesta de las comunidades en riesgo mediante sistemas de alerta temprana.

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Tres años después de las olas gigantes la comunidad internacional debiera extraer algunas conclusiones esenciales para maximizar la eficacia de la solidaridad supervisando y auditando el destino de los donativos por organismos independientes. Porque, solo una solidaridad sostenida, profesionalizada y coordinada puede mantener la capacidad de respuesta al abrigo de los estímulos emocionales de la caridad y frente a la corruptela de algunas administraciones que no dudan en sacar provecho de las tragedias.