Pedro valora la independencia económica que le da trabajar.
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Ganarse los Reyes

Dos jóvenes gaditanos recuerdan su dilatada experiencia en empleos tan dispares como azafata, dependienta o cuidador de campos de golf

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Pilar y Pedro son dos jóvenes que hacen añicos el tópico de que la juventud sólo piensa en divertirse. Pilar y Pedro tienen 24 y 25 años respectivamente y ya llevan más de un lustro luchando por hacerse un hueco en el mercado laboral. Ellos además batallan en dos frentes. Estudian y trabajan. Ganan unos pocos euros cada vez que pueden mientras se preparan para realizar un trabajo cualificado.

Pilar Alija sueña con la llegada de febrero y aprobar las cuatro asignaturas que le quedan para licenciarse en la nada fácil carrera de Dirección y Administración de Empresas. El resto de las asignaturas las ha ido aprobando a la vez que trabajaba como azafata, relaciones públicas, dependienta, comercial o como personal de catering.

Todo empezó cuando Pilar cumplió 19 años y decidió que quería ser una carga lo más liviana posible para su familia. «Lo hablé con una amiga y decidimos trabajar en una empresa de catering. Fuimos las dos juntas porque siempre es más fácil quitarte el miedo con alguien de confianza al lado. Estuve un año y pico y fue bastante duro. La experiencia no me gustó mucho, pero quería ganar dinero y no había otra manera», explica Pilar.

Tras el catering, esta gaditana residente cerca de Puerta de Tierra optó por inscribirse en un empresa de empleo temporal, algo que aconseja a todo joven que esté en una situación similar a la suya: «Es lo mejor porque así te dan de alta, te forman, te pagan lo que dice el convenio y no hay sorpresas raras», dice.

Ahora, Pilar trabaja casi todos los fines de semana promocionando bebidas alcohólicas por bares y pubs de toda la provincia y está a la espera que le salga algo más de trabajo para las vacaciones navideñas. «Excepto en las fechas señaladas de Nochebuena y Fin de Año, no me molesta trabajar en las fiestas. Así se gana más dinero para luego poder hacer más regalos en los Reyes», afirma Pilar.

Pedro Ruiz, por su parte, cursa el último año de la licenciatura de Ciencias Náuticas y en los últimos seis años ha trabajado descargando todo tipo de cosas, desde ascensores a electrodomésticos. En cu currículo figura haber montado parte de la maquinaria de Quality Food, el graderío del campo de fútbol playa de La Victoria e, incluso, trabajó arreglando los greenes de los campos de golf de Sancti Petri. «Tenía 19 años y empecé a pensar que no podía estar todo el día poniendo la mano en casa. Llega una edad en la que te da vergüenza pedir dinero a tus padres. Con lo que he ahorrado estos años he podido comprarme un Ford Scort de segunda mano. Además, sólo puedo salir con mis amigos si trabajo porque desde que quitaron el botellón, ir de copas cuesta mucho dinero», asegura.

A Pedro le han llegado a pagar desde cinco euros la hora hasta 21 euros, pero su experiencia laboral ya le ha enseñado que a veces el dinero no compensa las experiencias que uno se pierde por trabajar. «En Navidad es muy chungo no poder quedar con los amigos, sobre todo porque viene gente que está fuera y sólo los puedes ver en estas fechas. Además, tampoco es que te paguen para luego poder hacer locuras. Trabajes o no, hay que controlar el gasto», aconseja Pedro, quien, como Pilar, rompe el tópico que pesa sobre la juventud actual, pues hasta se ganan con el sudor de su frente los regalos de Reyes.