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LA GLORIETA

El conejo expiatorio

El Garzón del país de los conejos ha dictado una orden de procesamiento contra el ministro Solbes. Se le acusa de inducción al genocidio y terrorismo gastronómico. Las asociaciones contra la tortura ya han dicho que no aceptarán que no vaya a la cárcel por lo que consideran un crimen de estado. Han recordado que sigue en la calle Arguiñano, sorprendido mientras empleaba un cadáver conejil en una paella.

ANDRÉS G. LATORRE aglatorre@lavozdigital.es
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Las víctimas de la Navidad se han puesto en pie de guerra. Aún recuerdo cuando un comando de cochinillos secuestró a un grupo de carniceros de la plaza para llamar la atención de su situación y hubo que pedir la intermediación del surtido de ibéricos para que todo acabase bien. Aún así, murió un queso.

En estos días siempre me acuerdo del señor Scrooge, de Cuento de Navidad. El fulano le pedía a su empleado que trabajase en Navidad, que no le importaba nada eso de la nieve y los camellos -no todos en estas fiestas pueden decir lo mismo-. Sin embargo, el espíritu de la Navidad, un fascista y un imperialista, le secuestra y le tortura con la sutilidad de un marine en Abu Graib, hasta que jura y perjura que él es fan de la Navidad, incondicional de ver a Raphael cantando el Tamborilero en televisión y que hasta baila con la Nochebuena gitana de Canal Sur. Fue, a su modo, otro de los conejos de la Navidad.

Los conejazos seremos todos aquellos a los que el bendito sistema (no hace falta descargarlo del emule, viene de serie) nos fastidie la vida por coincidir solsticio y perihelio. El terrorismo de la felicidad necesita de grupos de artificieros que, cargados de ron y sin buenas intenciones, le griten al Ángel de la Anunciación lo que dijo Su Majestad de Occidente: ¿Por qué no te callas?