Opinion

El balance

A la hora de hacer el balance de la legislatura, aprobados los Presupuestos, y dispuestos los equipos de los partidos para la batalla electoral, lo que más llama la atención es la disolución, como problema, de las negociaciones del Gobierno y ETA. La maquinaria propagandística de los socialistas ha conseguido que cualquier alusión a las relaciones de Zapatero con Otegi, a la legalización de Acción Nacionalista Vasca y el Partido Comunista de las Tierras vacas, y al proyecto de anexión de Navarra a Euskal Herría deba ser interpretada en esos momentos como una provocación. Para los socialistas no debe contar el hecho de que más de media legislatura haya estado dedicada a lo que fue presentado como «diálogo» con los terroristas, después «contactos» y finalmente «negociaciones». Es verdad que en ningún momento Zapatero ha renunciado en términos públicos y solemnes a unas nuevas negociaciones e, incluso, ha insinuado con retomarlas, en el caso de que gane las elecciones, pero el hecho es que el debate estará ausente en la campaña. Este Zapatero que reclama memoria para hechos que ocurrieron hace tres cuartos de siglo consigue pasar la página en relación con la actualidad. Todavía en la última sesión del Congreso fue abucheado el portavoz del PP por haber aludido a las negociaciones con ETA.

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No sería justo, sin embargo, absolver al PP ante esta situación. El líder de la oposición fue dando oxígeno al Gobierno en cuanto ese insinuaba cualquier tipo de rectificación. ¿Qué ciudadano no sabía que Zapatero volvería a engañar una vez más a Rajoy? Pero especialmente escandaloso iba a ser el proceso del estatuto catalán. Después de haber anunciado una política territorial superadora del régimen autonómico, el PP entró en el juego. Al aceptar el debate sobre el estatuto cuando el hecho era inconstitucional y, posteriormente, al aceptar la renovación de los estatutos valenciano y andaluz. Las negociaciones con ETA no eran sino la búsqueda de una situación de ventaja del PSOE a la hora de aprobar el estatuto vasco. El salto a la autodeterminación. La asignatura queda pendiente.

Tienen razón los que entienden una victoria del PSOE como la culminación de la que acaba de cerrarse. El problema se planteará en cuanto sepamos quién es capaz de formar gobierno con los nacionalistas vascos y catalanes.