La larga sombra del dopaje
Las continuas sospechas que acechan a los ciclistas profesionales amenazan el futuro de este deporte
Actualizado:El ciclismo tuvo en 2007 su dosis anual de escándalos por dopaje y el Tour de Francia, la carrera reina, quedó mancillada por sospechas y certezas que dieron lugar a la insólita expulsión del líder, Michael Rasmussen, o a la retirada de equipos enteros.
Apenas recuperado de la Operación Puerto, que gangrenó la temporada anterior, y del positivo por testosterona del ganador del Tour 2006, Floyd Landis, el ciclismo llegaba a esta nueva campaña decidido a aplicar una política de tolerancia cero con los tramposos. Pero ninguna medida preventiva pudo evitar que la ronda gala fuera dejando, etapa a etapa, un reguero de abandonos, retiradas y expulsiones con el dopaje como trasfondo. El episodio más sonado lo protagonizó el equipo Rabobank, al obligar al danés Rasmussen a abandonar la carrera cuando vestía el jersey amarillo, por haber mentido sobre su paradero meses antes al faltar a unos controles antidopaje, en una expulsión sin precedentes. Un día antes se había conocido el positivo de otro gran favorito, el kazajo Alexandre Vinokurov, que acababa de lograr una victoria increíble en la contrarreloj de Albi, y su equipo, Astana, había decidido retirarse en pleno desarrollo de la Grande Boucle. También dieron positivo su compañero y compatriota Andrei Kashechkin, el español Iban Mayo, el italiano Cristian Moreni, cuyo equipo, Cofidis, abandonó también la carrera, o el alemán Patrik Sinkewitz, por un control previo. Al final, se proclamó campeón Alberto Contador, gran admirador del que fue su asesor durante el Tour, Lance Armstrong, un corredor fuera de serie siempre bajo sospecha aunque nunca diera positivo.
La sospecha recayó también sobre el ciclista madrileño de 24 años, que corría a las órdenes de Manolo Saiz, implicado en el caso Puerto, en el momento en que la Guardia Civil desmanteló esa red de dopaje sanguíneo organizada por el doctor Eufemiano Fuentes. También el ganador del Giro de Italia 2007, Danilo di Luca, fue suspendido después por su relación con el doctor Carlo Santuccione, un médico sospechoso de prácticas dopantes, protagonista principal del caso Oil for drugs.
Ante la omnipresencia del dopaje, las autoridades deportivas siguen buscando nuevas medidas para frenar su avance. Como el pasaporte biológico, un dispositivo que a partir de 2008 establecerá los parámetros biológicos normales de cada corredor gracias a una serie de muestras, de modo que se detecte fácilmente cualquier cambio anormal de esos valores que pueda responder a un caso de dopaje. Habrá que ver si, con este tipo de medidas, empieza a vislumbrarse un ciclismo limpio o el engaño sigue anclado en un deporte cuya dureza extrema suscita un debate sin fin.