VIGILANTE. La primera preocupación es la seguridad vial.
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Ángeles guardianes

Los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil patrullan cada noche las carreteras para prevenir accidentes

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Es la 1.30 de la mañana. Kilómetro 1,5 de la carretera de acceso a Cádiz por San Fernando. «Buenas noches. Estamos realizando un control preventivo de alcoholemia. ¿Lo ha hecho alguna vez?». Son las sencillas palabras con las que el alférez César Mostacho de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil recibe a un conductor, que sonríe entre nervioso y confiado. Parece sorprendido por la amabilidad del agente, que le explica el procedimiento. Tras un soplido y 0,0 en el indicador, el conductor sigue su camino. Esta lloviendo y hace bastante frío. Sin embargo, este dispositivo es sólo una pequeña parte de la tarea que realizan los agentes en un noche normal. LA VOZ fue testigo del trabajo que desempeñan.

La Agrupación de Tráfico de Cádiz está dividida en cuatro destacamentos, con sedes en Cádiz, Jerez, Algeciras y Villamartín, que se coordinan a través del Centro Operativo -conocido en el argot como COTA- ubicado en la capital gaditana. Desde este centro se realizan todos los avisos a las patrullas distribuidas por las carreteras que son competencia de la Guardia Civil, es decir todas las que no están dentro de los municipios. El alférez Mostacho está al cargo de toda la provincia durante esta noche y su clave en la radio es CA-100. «Nuestra primera función es la prevención de los accidentes, y la última, la sancionadora», recuerda. Esta frase es repetida como un mantra por todos los agentes en cuanto cruzas una frase con ellos.

Una de sus grandes preocupaciones es la incomprensión de los usuarios. «Cada vez hay más y mejores carreteras y aumenta el parque de vehículos. Eso nos da más trabajo y más intervenciones porque aumentan los usuarios. Y nuestro trabajo está en primer lugar en la prevención, luego en el socorro en caso de accidente. Y en último lugar, cuando no hay más remedio, claro, hay que sancionar. Y a eso a nadie le gusta», explica Mostacho, mientras recibe un aviso de una balsa de agua en Barrio de Jarana. Tras comprobarla, da parte al COTA y pide un cambio en el panel informativo de la A-4. Apenas unos minutos después, el Centro de la DGT en Sevilla ya ha cambiado la indicación.

«Los paneles son un avance fundamental. Si los conductores les prestaran un poco de atención se ahorrarían muchos problemas», reflexiona. En el siguiente panel de la A-4, ya en sentido San Fernando, se avisa de un vehículo averiado. Los agentes llevan un rato con una pareja cuyo coche se ha parado. Señalizan el lugar y ayudan al dueño en la gestión con el seguro y acercando a su familia a su destino si es necesario. «Esta es otra labor que la gente conoce poco y que hacemos muchísimo», dice.

Positivos

Tras comprobar que todo está controlado en este percance, el alférez parte de nuevo para un alcance en la A-4, cerca de Jerez. Un BMW ha quedado casi destrozado y su conductor, que ha salido ileso, ha dado positivo con 0,58 mg/l en aire, a sólo dos décimas del límite que con la nueva normativa se considera delito (0,60) y más del doble del límite permitido, que es de 0,25. La imagen del BMW empotrado en el quitamiedo impresiona y el conductor todavía está bajo los efectos del shock. «Ha cometido un delito contra la seguridad vial, habrá que abrirle diligencias», lamenta Mostacho. En pocos minutos se ha montado un dispositivo con un mínimo de seis agentes que ha señalizado el lugar y minimiza el riesgo de otro siniestro.

«Es una noche movida, siempre pasa cuando llueve tanto», se resigna el agente. Y todavía queda el control de alcoholemia. Hasta seis personas darán positivo, un porcentaje pequeño entre los 200 test de media que se realizan en cada dispositivo. Un conductor novel, para el que el límite es 0,15, ha dado 0,76, lo que supone delito. Otro joven da positivo y conduce sin llevar ni el carné ni el DNI. «A veces nos encontramos gente a los que se le ha retirado el permiso y siguen conduciendo. Eso supone quebrantamiento de condena y necesita una diligencia», detalla.

Aunque la radio no deja de dar aviso, los agentes no pierden el buen humor y todos aseguran que lo que más les gustaría es no encontrar ni un sólo positivo en toda la noche. El periodista tiene que irse, pero ellos seguirán cada noche, incluidos festivos. Son los ángeles guardianes de la carretera.

mabardera@lavozdigital.es