POLÉMICO. Alfredo Lim, durante un mitin de campaña. / REUTERS
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'Harry el Sucio' limpia Manila

El alcalde de la capital filipina se ha convertido en el azote de los delincuentes: arrasó un barrio de chabolas tomado por las mafias y quiere señalar con pintura roja las casas de los 'camellos'

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Alfredo Lim no ha necesitado blandir un Magnum 44 para ganarse, en menos de seis meses como alcalde de Manila, el apodo de 'Harry el Sucio'. En realidad, pocas semanas después de acceder al cargo ya fue bautizado así. La principal ambición de Lim es atajar la delincuencia en la capital de Filipinas, una de las urbes más peligrosas de Asia, escenario de más de 8.000 asesinatos al año y decenas de miles de atracos y actos violentos. Pero en los últimos tiempos todo ha cambiado y el lavado de cara es bien visible. Aunque, igual que ocurría con el impulsivo detective que limpiaba las calles de San Francisco en las películas de los setenta, sus expeditivos procedimientos han sembrado tanta polémica entre los ciudadanos como miedo entre los delincuentes.

Lim, de 68 años, se ha propuesto reducir a toda costa el alto índice de criminalidad en Manila y garantizar la seguridad en zonas marginales como Tondo, donde fue comisario de la Policía. Nada más acceder al cargo, áreas caóticas como el mercado de Divisoria o el paseo marítimo quedaron limpias de vendedores callejeros y abiertas al tráfico y a los peatones. Para preservar esta paz, el consumo de alcohol en la vía pública se ha prohibido, de modo que los turistas ya pueden contemplar la famosa puesta de sol de la bahía manileña a salvo del acoso de ladrones y prostitutas.

Decenas de cadáveres

Pero todo eso también ha restado autenticidad y emoción a la urbe, y tanto nacionales como extranjeros coinciden en que el lugar ha perdido parte de su encanto. Además, las meretrices no han desaparecido sino que han sido reubicadas en prostíbulos cerrados de Malate y otros municipios de la capital. Todo parece indicar que el lavado de cara ha sido algo engañoso y parcial, ya que las páginas de sucesos de los diarios locales siguen cada día llenas de actos criminales.

Otra de las primeras medidas de Lim fue ordenar la demolición del barrio de chabolas conocido como 'La Pequeña Vietnam', el más peligroso de Manila que debe su nombre a los altos índices de violencia que allí se registraban. De hecho, el pasado verano se localizaron en el canal que atravesaba la población decenas de cadáveres procedentes de asesinatos por ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes. Antes de que entraran las excavadoras en la barriada, la Policía descubrió varios laboratorios clandestinos de producción del letal narcótico 'shabu', muy popular en el sudeste asiático.

Antes de tomar la decisión de arrasar el barrio, Lim lo visitó por su cuenta en varias ocasiones y él mismo supervisó el trabajo de las excavadoras el día de su demolición. «Los residentes que se ganan aquí la vida de forma ilegal ahora deberán encontrar un trabajo honesto o enfrentarse a la fuerza de la ley», sentenció el alcalde.

Dentro de su política de tolerancia cero contra el tráfico de drogas, el primer edil pretende incluso señalar con pintura roja las casas donde viven sospechosos de comerciar con estupefacientes y acabar con las bandas de narcotraficantes chinos que hasta ahora han campado a sus anchas en la ciudad.

La cuestión es que muchos 'capos' de la droga han hecho de Manila su nuevo centro de operaciones desde que Pekín lanzó en 2005 una ofensiva policial contra sus redes en China, donde estos delitos se castigan con la pena de muerte, abolida el año pasado por Filipinas. Y ahora se encuentran con que tienen que vérselas con 'Harry el Sucio'.

Medida impopular

Su empeño por preservar el orden y la ley le ha llevado a adoptar medidas algo excéntricas y bastante impopulares. Una de las más sonadas se aplicó el pasado mes de agosto: la prohibición de jugar al baloncesto en las calles de Manila para evitar tumultos. Si se tiene en cuenta que se trata del deporte más popular de Filipinas y que su práctica en la calle es uno de los pocos bálsamos con los que una población sumida en la pobreza alivia su miseria, es fácil entender el desazón con el que el pueblo encajó la medida.

Además, los drásticos métodos del alcalde han suscitado duras críticas de quienes los ven exagerados. Por ejemplo, el mensaje que traslada a los criminales: «O colaboras, o te evaporas». La Comisión de Derechos Humanos de Asia, con sede en Hong Kong, alertó del incremento en el número de asesinatos «sin explicar» ocurrido en Manila justo después de tomar Lim el mando. Un dato que siembra sospechas sobre la ortodoxia de los métodos del enérgico alcalde para acabar con los delincuentes y vuelve a equipararlo con el 'Harry el Sucio' original, cuando, detrás su Magnum 44, le pedía al malo: «Alégrame el día».