El milagro de partir las uvas en cuatro partes
Las amas de casa afrontan con resignación las subidas extraordinarias por Navidad
Actualizado:María de los Ángeles Torres tiene la receta para luchar contra las subidas de precios en los alimentos por Navidad: «Este año partiré una uva en cuatro trozos porque, si no, a ver cómo llegamos a final de mes». Y es que ella y sus compañeras de compras en el mercado de El Puerto de Santa María, Guadalupe López y Milagros Capote, después de más de 30 años llevando el peso de una casa de familia, saben muy bien de lo que están hablando cuando se acercan estas fechas de Navidad de precios desorbitados. «Esto ocurre todos los años. Vienes a la plaza en noviembre y hay unos precios y en cuanto llega diciembre ya te encuentras con la sorpresa de que los mismos productos te salen más caros», comenta Guadalupe López.
Pero, curiosamente, estas compradoras no le echan la culpa a los comerciantes y dedican todas sus críticas al «Gobierno, que no cesa de incrementar los impuestos». Y eso repercute en que todos los productos se hayan encarecido de media unos dos euros.
Por su parte, los comerciantes apuntan que la subida no parte del vendedor, sino de los proveedores, que «son los que aumentan los precios de los productos durante estas fechas claves».
De este modo, el porcentaje va engordando en el paso de unas manos a otras hasta que es la economía doméstica la que termina haciendo frente a «estos desorbitados precios que amargan muchas cenas navideñas», apuntan en la plaza portuense.
Y «así no hay quien pueda», subrayan. Con lo que la principal consecuencia es que el día 15 de diciembre ya casi se han agotado todos los recursos por lo que, para hacer frente al resto de este mes plagado de gastos, tienen que hacer «auténticos malabares».
Sin embargo, como buenas administradoras, las amas de casa tienen un sin fin de «trucos» para que la cartera sobreviva a la escalada de precios. Hay quien compra con meses de antelación y congela los productos hasta la Navidad y hay quien tira de la tarjeta de crédito y se olvida de los precios «hasta la temida cuesta de enero».