Sarkozy, 'chez le Pape'
La Santa Sede no está turbada en absoluto por la conducta polifacética del presidente Sarkozy ni por su azacaneada vida privada, y lo resume impávida con la fórmula de que cuando el Papa recibe a un presidente de la República francesa recibe a Francia, no a alguien en particular.
Actualizado: GuardarAsí pues, interesa más bien poco el hombre Sarkozy, sino al jefe de estado de Francia, siempre descrita como la hija bien amada de la Iglesia y a quien se juzga, por lo que dijo en su campaña y sobre todo por sus gestos en relación con la tradición católica.
Sarkozy es el líder de un partido, la Unión por un Movimiento Popular, de centro-derecha en el que caben liberales de todas clases y cristianodemócratas de toda condición y es sabido que la mitad de sus votantes se tienen por católicos y su primer ministro, François Fillon, lo es explícitamente.
Sarkozy, poliédrico al máximo y ahora dueño sin rival del espacio público francés, mantiene esta actitud y se apoyó sin problema alguno durante su campaña en los emblemas de la tradición cristiana francesa, empezando por Juana de Arco y acudió con una sincera convicción al funeral por el abate Pierre aunque este hombre, el más querido en Francia, hacía la unanimidad.
Un poco más a ras de tierra, en el Vaticano esperan que Francia mantenga su oposición (o la oposición de Sarkozy) a la eventual entrada de Turquía en la UE, que respalde diplomáticamente los derechos históricos de la Iglesia en los lugares santos de Palestina y la coordinación sobre la crisis libanesa (a través de su agente común, el patriarca maronita cardenal Sfeir) y acentúe el diálogo del gobierno con la Iglesia francesa sobre financiación, culto y símbolos.
Ayer, pues, cuando en la basílica de San Juan de Letrán Sarkozy oía la tradicional misa por Francia, el presidente debió sentirse a gusto, protagonista por un día de una relación que ha tenido altibajos desde el edicto de Nantes y las guerras religiosas del XVI, pero es una línea estructural y nutricia del hecho nacional francés. Tendrá ocasión de corresponder cuando Benedicto XVI visite Francia a finales de 2008, cuando Francia, por cierto, ejercerá la presidencia semestral de la Unión Europea.secesionistas.