Aborto
De verdad que me quedé con los ojos a cuadros cuando vi la otra noche, en el telediario-exprés de La 2, la manera en que el canal público trataba el asunto del aborto. Sabrá usted que en Barcelona y Madrid la Justicia ha intervenido contra clínicas privadas que estaban violando la Ley del Aborto. La información de La 2, sin embargo, podía resumirse así: el aborto es un derecho por el que las mujeres de España llevan muchos años luchando. Resultado: el acontecimiento ocurrido y la manera en que La 2 lo ha contado se parecen como un huevo a un calcetín. Imagine usted que un socavón hunde el alcantarillado del Ayuntamiento y este rotativo que usted lee, al día siguiente, informa en portada: «Los romanos fueron grandes constructores de alcantarillas». Pues lo mismo es lo que están haciendo nuestros canales a propósito del asunto del aborto. A las cadenas privadas se les debe exigir que sean rigurosas en la información y se les debe permitir que sean libérrimas en la opinión.
Actualizado:En las cadenas públicas las cosas tienen un marco más definido: en materia de opinión, su libertad queda expresamente limitada por el respeto absoluto a la ley; un canal público que defendiera cosas ilegales o al margen del ordenamiento jurídico sería incongruente. En este asunto del aborto, sin embargo, todo está siendo bastante anormal. La exigencia de rigor informativo está quedando, cuando menos, insatisfecha: se trata de un asunto sobre el que los grandes canales generalistas no desean informar, lo cual hace que las noticias que llegan al espectador sean fragmentarias, parciales, secundarias. Y en cuanto a los límites de la opinión, aquí es donde la perplejidad forzosamente tiene que convertirse en suspicacia.
La 2 ha cogido un caso de incumplimiento grave de la ley, lo ha metido en una batidora y lo ha sacado convertido en un discurso de tipo ideológico; discurso que, por otro lado, contradice lo que la ley manda. Este episodio confirma que la televisión, tal y como la hemos venido conociendo hasta ahora, ya ha dejado de ser un medio fidedigno en materia informativa. Siempre nos quedarán los periódicos.