PISOS. La caída de las ventas afectará a muchos obreros. / ANTONIO VÁZQUEZ
Economia

El BBVA alerta de que el parón inmobiliario destruirá 250.000 empleos en dos años

El banco estima que el ritmo de crédito a particulares y promotores caerá a plomo y critica al BCE por su política «cicatera» para combatir la crisis 'subprime'

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El BBVA calcula que el parón inmobiliario que sufre España destruirá 250.000 empleos netos en dos años. El número bruto de puestos de trabajo abocados a desaparecer será mucho mayor. Así lo explicó ayer el director del Servicio de Estudios de la entidad financiera, José Luis Escrivá, quien criticó de forma muy dura al BCE por su política «cicatera» a la hora de combatir la crisis subprime. El banco estima que el ritmo de crecimiento del crédito, tanto a promotores como a particulares, caerá a plomo en los próximos meses. Según sus datos, el esfuerzo para acceder a una vivienda casi se ha duplicado en cuatro años.

A pesar de criticar el «mucho ruido» que inunda el mercado inmobiliario, abrumado por mensajes catastrofistas -los más intensos, por cierto, los de los propios señores del ladrillo-, el BBVA encendió también las luces rojas. A juicio de su Servicio de Estudios, España se enfrenta a una notable caída de la demanda de pisos que dejará sin empleo a muchos de quienes hoy trabajan a pie de obra. Esa menor actividad hará que la construcción reste el próximo año tres décimas al crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), según el último informe del banco sobre Situación Inmobiliaria.

Caídas en las ventas

La herida abierta por el frenazo del mercado residencial, con caídas de las ventas superiores al 30% interanual, tendrá su consecuencia más directa en el empleo. En 2008, afirmó Escrivá, se perderán 200.000 puestos de trabajo brutos, de los que 120.000 (el 75%) serán «absorbidos por otros sectores». Pero, matizó, lo peor llegará después, ya que el ajuste será mucho más intenso en 2009, cuando la entidad prevé la destrucción de 160.000 puestos de trabajo netos. Si se mantiene la proporción de trabajadores acogidos por otros sectores, el recorte en términos brutos de aquí a dos años alcanzaría a 303.333 empleados.

El BBVA subrayó la importancia de que las administraciones públicas se pongan las pilas y aceleren la licitación de viviendas protegidas y grandes obras públicas. Si eso no sucede, es evidente, el descalabro podría ser mayor. Conviene no olvidar que las arcas públicas (en general) reciben al año unos 27.000 millones de euros en impuestos procedentes directamente del ladrillo.

El menor vigor del sector caminará en paralelo a la demanda de pisos, lastrada por precios altos y tipos de interés al alza. Una demanda que se complicará aún más ya que, según el BBVA, «es previsible un endurecimiento de las condiciones de concesión de préstamos, al menos para algunos tramos de solicitantes».

El banco recuerda que la accesibilidad a la vivienda se deteriora a marchas forzadas. Según una indicador que elabora la entidad, y que mide el porcentaje de renta a destinar a la compra de una vivienda con un crédito por el 80% del valor del piso, el esfuerzo se sitúa ya en el 27%. Un nivel tres punto superior al de hace tan sólo un año. En los últimos doce meses, añade el informe, «se ha acumulado la cuarta parte del empeoramiento registrado desde finales de 1999».

El euríbor, en el 4%

Las previsiones de precios del BBVA para el mercado residencial español pasan por un mínimo crecimiento del 1,4% en 2008 para empezar a caer (descensos de precios) en 2009. La inversión en vivienda, estima el banco, registrará una caída del 3,55 el próximo ejercicio. Respecto al euríbor, Escrivá aseguró que su proyección es que se relaje en los próximos meses para alcanzar situarse en el 4% dentro de un año.

Según los cálculos del banco, el ritmo de crecimiento del crédito a particulares pasará del actual 16% -el más bajo desde mediados de 1997- a poco más del 5% en un año, mientras el del destinado a promotores se desplomará del actual 30% a un 10%. Escrivá no escatimó palabras en criticar al BCE, al que acusó de «cicatero a la hora de provisionar liquidez» al sistema financiero en el corto plazo. El economista demandó al emisor que «proporcione toda la liquidez necesaria a tipo fijo y no, como ahora, que la da a variable y con racionamientos en las ofertas».