Pactar el vino
El trabajoso acuerdo alcanzado ayer por los gobiernos de la UE para reformar la organización común del mercado del vino satisface los principales objetivos planteados por los negociadores españoles, aunque el resultado no haya provocado un aplauso unánime y desagrade a un sector tan relevante como el del Rioja. El pacto asegura un equilibrio presupuestario para nuestro sector vinícola de unos 1.300 millones de euros, así como los fondos agrícolas, las ayudas a la destilación por un período transitorio y el aplazamiento hasta 2018 de la abolición del sistema de derechos de plantaciones a fin de liberalizarlo. Sin embargo, la fijación de una fecha concreta sigue inquietando sobremanera al campo riojano, que augura gravosas pérdidas patrimoniales si se consuma una iniciativa que creen muy perjudicial para las denominaciones de origen de acreditada calidad.
Actualizado:El documento consensuado ayer, que entrará en vigor en agosto de 2009, supone una transición del modelo basado en la regulación de los mercados y la política de subvenciones, cuya efectividad ha sido limitada, a otro orientado a mejorar la competitividad. Un sector como el vinícola, determinante en la agricultura europea, precisaba de instrumentos para encarar la reducción en el consumo interno y la pérdida de cuota de mercado provocada por la poderosa competencia de Australia, Sudáfrica o Argentina. La nueva OCM debería redundar en la promoción de los vinos europeos de calidad, ajustando de manera más eficaz las ayudas directas desde los propios estados. Pero una vez sentadas las bases del sector para los próximos años, empresarios, bodegueros y administraciones habrán de centrar sus esfuerzos en la imprescindible modernización de la producción, creando nuevas infraestructuras comerciales y apostando por la innovación a fin de mantener la capacidad competitiva.