La Bélgica sensata
Actualizado:l primer ministro saliente, Guy Verhofstadt, liberal flamenco, consiguió el milagro de formar un gobierno con cinco partidos en Bélgica y se ocupará durante tres meses de atender los asuntos urgentes y emprender la negociación para una reforma de las instituciones. El ganador de las elecciones hace seis meses, Yves Leterme, democristiano flamenco, lo había intentado sin éxito por dos veces y, entre tanto, el país ha tenido un ejecutivo atado de pies y manos y dedicado a los asuntos de trámite, lo que permitió a algunos medios hablar de un Estado sin gobierno. El nuevo gabinete es un verdadero tour de force' que provee 101 escaños de un total de 150. La cifra solo representa uno más de los dos tercios que requerirá la inevitable reforma constitucional. A la habilidad reconocida de Verhofstadt se ha unido, para suerte suya y de Europa, la aparición de la voz popular extra-partidaria. El domingo, por ejemplo, tuvo lugar una gran manifestación en Bruselas más allá de las consignas partidarias. El público pedía que alguien se ocupara de la carestía de la vida y de revisar el sistema de pensiones, entre otras cosas. Pero, debajo, se advertía un deseo de mantener el país como es, bilingüe, respetuoso, plural y monárquico. Atinaba Louis Michel, inolvidable ex ministro de Exteriores y hoy comisario en la UE, cuando dijo a Le Monde que los belgas están más unidos de lo que parece, hay muchos cortafuegos constitucionales contra la desmembración y una reserva de sentido común considerable. Se sugiere incluso que la grave crisis puede resultar útil si en su solución se empeña una clase política generosa y bien entrenada ahora bajo intenso escrutinio popular. Con el tiempo tasado a contar desde este próximo domingo, cuando será investido, hasta el 23 de marzo, el nuevo gabinete deberá poner sobre los raíles la nueva reflexión nacional y coser las alianzas mínimas que permitan afrontar la tarea al primer ministro in pectore, Yves Leterme, con un gobierno estabilizado. Si no fuera posible, el conflicto llegará a un peligroso paroxismo con las elecciones regionales de 2009 y sus seguros planteamientos secesionistas.