Castro inicia su adiós al poder
El líder cubano hace pública una carta en la que dice que no pretende aferrarse a los cargos y «mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes»
Actualizado:El último mensaje de Fidel Castro apunta a que no volverá a ejercer el poder en Cuba de forma activa. Por sus palabras se vislumbra que pasará a una especie de 'jubilación parcial' para dejar la puerta abierta a nuevas generaciones, pero, eso sí, se reserva un puesto como guía y referente de la revolución que lidera desde hace más de cincuenta años. En una carta dirigida el lunes al presentador del programa político de televisión 'La Mesa Redonda', el Comandante señala que «mi deber elemental no es aferrarme a cargos y mucho menos obstruir el paso a personas más jóvenes sino aportar experiencias e ideas cuyo modesto valor proviene de la época excepcional que me tocó vivir».
Del texto se puede deducir que el líder caribeño, de 81 años, seguirá su proceso convaleciente, con la lectura y sus 'reflexiones' escritas, que marcan la pauta ideológica desde que cayó enfermo. O como anfitrión de unos pocos amigos como el presidente venezolano, Hugo Chávez, o el escritor colombiano y premio Nobel, Gabriel García Márquez. Las mismas actividades privadas que ha venido realizando desde que el 31 de julio del 2006 delegó todas sus funciones en su hermano Raúl Castro y seis hombres leales más.
Ésta ha sido la primera vez en estos diecisiete meses en los que Castro se ha referido a su papel como asesor y referente del gobierno. Entre los cubanos había ayer división de pareceres sobre cómo se articulará el papel del hombre que llegó al poder el 1 de enero de 1959, tras años de lucha de guerrillas. Para algunos, como una jubilada simpatizante del régimen, la carta de Fidel es un signo inequívoco «de que ya no va a volver porque la salud le permite escribir pero ya está muy malito como para gobernar como antes». Sin embargo, una profesora universitaria abordada en La Habana Vieja señala que el Gobierno buscará alguna fórmula para que siga estando al frente al menos nominativamente. «Creo que morirá con las botas puestas».
También entre la disidencia hay diferencia de opiniones. Marta Beatriz Roque, la más radical, asegura que «si no tuviera interés en renovar el cargo, no le hubieran postulado». Pero el economista Óscar Espinosa Chepe, uno de los primeros excarcelados del grupo de los 75, estima que «quedará como asesor y símbolo de la revolución».
Escrito clarificador
De todas formas, la carta es bastante clara: tras referirse a la Conferencia de Bali sobre el cambio climático, Castro pasa a referirse a la política interna de Cuba, lo que constituye una de las escasas veces en que ha abordado el tema desde que el 29 de marzo apareció la primera de las casi setenta artículos que ha publicado en la prensa oficial de la isla.
«Mi más profunda convicción es que las respuestas a los problemas actuales de la sociedad cubana, que posee un promedio educacional cercano al 12º grado, casi un millón de graduados universitarios (...), requieren más variantes de respuesta para cada problema concreto que las contenidas en un tablero de ajedrez. Ni un solo detalle se puede ignorar, y no se trata de un camino fácil si es que la inteligencia del ser humano en una sociedad revolucionaria ha de prevalecer sobre sus instintos», señala en el escrito el líder octogenario.
A continuación adelanta que no pretende «aferrarse a cargos» u «obstruir el paso a personas más jóvenes» sino «aportar experiencias». La carta, firmada de su puño y letra concluye: «Pienso como Óscar Niemeyer (el arquitecto brasileño que acaba de celebrar su centenario y amigo de Cuba) que hay que ser consecuente hasta el final».
De inmediato los 'cubanólogos' comenzaron a diseccionar el contenido del mensaje que envía una señal ante la nominación del mandatario como candidato a diputado por Santiago de Cuba ocurrida el pasado 2 de diciembre. Según el sistema cubano, es el Parlamento el que elige entre los diputados electos a los 31 miembros del Consejo de Estado y de Ministros. También allí se designa al presidente de la máxima instancia del país. Por eso, las miradas estuvieron puestas en esa fecha porque si Fidel no hubiera sido nominado habría quedado automáticamente descartada su vuelta al poder.