
Los expertos ven una tendencia a la baja en la automoción, pero no crisis
Los empresarios del sector apuestan por el diseño de estrategias para mejorar la eficiencia de los estándares, gastos e inversiones en la distribución
Actualizado: GuardarLos datos no son muy alentadores para el sector de la automoción. Basta con hacer un repaso al último mes para comprobarlo: en noviembre se matricularon en España 125.199 vehículos, lo que representa una caída del 5,9% en comparación con el mismo periodo de 2006. Ricardo Conesa, director asociado de International Car Distribution Programe (Icdp) y experto en automoción del Instituto de Empresa, asegura que es cierto que el mercado y, sobre todo el de particulares, que es el que más afecta a los concesionarios, muestra tendencia a la baja. «No obstante, los años anteriores han sido tan buenos que aún así el mercado sigue a unos niveles históricamente altos. Hablar de crisis, como a muchos les gusta avanzar, quizá sea prematuro».
En la misma línea se manifiesta José Luis Sánchez, socio de Accenture, quien considera estable este mercado, aunque prevé ciertos movimientos imprevistos a final de año debido a la convulsión que suscita la entrada en vigor del impuesto de matriculación en función del CO2.
«Esta medida provocará que haya más de un millón de coches más baratos hasta enero, lo que generará un cierto repunte de las ventas al cierre del ejercicio 2007. Además, en relación a la producción para España ha sido un año muy bueno -así como en Europa, salvo en Alemania-, con un crecimiento del 8% y de un 8,5% en las exportaciones».
Un mercado «maduro»
Según Fernando Pasamón, socio de Deloitte y experto en automoción, todos los años se repite la misma historia. «Cuando no son los países del Este, es Asia y cuando no... El caso es que cada año parece que hay que reinventar la industria del automóvil porque siempre se dice que hay crisis». Pasamón explica que la evolución de las ventas está muy ligada a la propia economía y a cuestiones clave como la subida y bajada de los tipos de interés. «Este año se ha producido una caída en las ventas y seguro que, debido a la incertidumbre económica, esta bajada se mantendrá durante 2008, pero no se acentuará.
El mercado está maduro y es estable. Mi diagnóstico, por tanto, es positivo porque España cuenta, además, con unos profesionales muy cualificados en este sector y un nivel de producción muy bueno».
Ricardo Conesa concreta que la subida de los tipos de interés hará presumiblemente más daño a los vehículos familiares y de gamas bajas, ya que es muy frecuente que sus compradores tengan hipotecas de viviendas.
«Por el contrario, la crisis inmobiliaria y la pérdida de confianza en la economía perjudica a los compradores de los vehículos premium que están más relacionados con el empresariado, y posiblemente estarán menos dispuestos a renovar sus vehículos con frecuencia», explica Conesa.
¿Provocará, entonces, la subida de tipos un desvío de la demanda hacia vehículos low cost? «En mi opinión -argumenta Conesa-, en un mercado maduro y exigente como el europeo y, en concreto el español, los vehículos baratos tienen un mercado limitado y los compradores preferirán estirar la renovación de su vehículo actual o comprar uno usado que un low cost. Esto sucede con los inmigrantes, que prefieren un coche usado bueno a un Dacia o similar», apunta.
Para afrontar este periodo de desaceleración, Ricardo Conesa recomienda una serie de medidas, como trabajar conjuntamente con la distribución para buscar factores de diferenciación y evitar usar el condicionante precio que sólo supone una bajada de márgenes para todos.
«También hay que preocuparse por la caída de rentabilidad y plantear estrategias eficientes de los estándares y las inversiones y gastos de la distribución, antes de que sea demasiado tarde para algunos concesionarios. El cliente, con los km 0, las fórmulas de financiación y los súper descuentos está confuso y tiene la sensación de que hay que negociar siempre.
Guerra de precios
Esto hace que el proceso de venta y el tiempo dedicado por los vendedores esté más orientado a defender el precio que los valores de marca, lo que perjudica a los modelos premium en beneficio de los comodity, marcas premium que cada vez más entran en la guerra de precios. Tradicionalmente, la demanda de los segmentos populares es la más sensible a las crisis».
No obstante, el socio de Deloitte asegura que el sector debe ser analizado desde varios puntos de vista. En primer lugar desde el consumidor, el gran beneficiado de todo lo que está pasando.
«La gran competitividad del sector provoca que la industria realice importantes y cuantiosas inversiones para mejorar los productos, aumentar los modelos, incrementar la tecnología para disminuir las emisiones de CO2, aumentar la seguridad... Las marcas no pueden trasladar todos estos costes al precio final del coche, por lo que el consumidor compra mucho más casi por el mismo precio».