El desparpajo y la dureza pueden ir juntos
Entre los grandes duelos del 'clásico' destaca con luz propia el de dos centrales que no dejan de brillar como carrileros
Actualizado: GuardarSon dos baluartes en sus respectivos equipos. Y juntos, en la selección, deben llegar a ser temibles. Sergio Ramos y Carles Puyol, dos centrales que volverán a sus orígenes en un nuevo clásico.
Fernando Hierro, estandarte de la selección, tiene conocimientos de causa para juzgar al ahora capitán de la selección junto a Casillas. «Valoro su compromiso, su actitud, su jerarquía. Tiene una personalidad tremenda. De lateral derecho saca mucho más todas sus condiciones que como central. Se suelta más y sabe adaptarse a lo que el sistema del Barça pide del lateral. Está hecho para defender, pero es un jugador inteligente con el balón en los pies. Piensa en el equipo por encima de todo. Me gusta su carácter». En el otro bando, está Sergio Ramos, al que le quiere el Milán para convertirle en el Maldini del siglo XXI. «Técnicamente es bueno y mejor será al lado de los jugadores con los que se entrene ahora. Lástima que no haya estadomás con Zidane, Figo, haber visto más tiempo de cerca el centro golpeado de Beckham», dijo hace poco de él Joaquín Caparrós.
La culpa es de Pablo Blanco. Él fue quien le recomendó un día del que ya no se acuerda ni el propio Joaquín Caparrós que se llevara a uno de los partidos que el Sevilla jugaba los miércoles en los pueblos cercanos a un chaval que tenía 16 años para 17. «Creo que aquél día jugó de central y en un salto le dieron un cabezazo en la nariz y se la rompió. Ví que se formó un remolino y fui a ver qué pasaba. «Que quiere jugar con la nariz rota, me dijeron. ¿Sabes quién era? Sergio». Y se quedó ya cerquita del primer equipo a la vera de Caparrós, que piensa que hoy por hoy es mejor lateral que central. Como lo piensa Luis Aragonés. Y Capello. Y parece que también Schuster. Asegura Caparrós que es lo que es y mucho más que será porque se pegó a los pechos de Pablo Alfaro y a Javi Navarro, esos dos centrales del Sevilla que nunca preguntaban, simplemente contactaban con todo lo que se movía. Tiene «el niño» su barniz. Por eso ahora que está en Bilbao recuerda que en San Mamés se fue un año a por Del Horno porque le había pegado una patada a Jesús Navas. «Al niño no me lo vuelvas a tocar». Tenía 18 años. «Lo lleva en los genes, es competitivo por excelencia, tiene una buena cultura competitiva, la de Javi y Pablo. Ese es Sergio, el que pega cuatro puñetazos a la taquilla antes de saltar al campo para terminar de ponerse a tono».
Interior derecho, lateral derecho, central, lateral izquierdo, medio centro... Para Puyol el puesto siempre ha sido lo de menos. Es algo innato. Cuando era un niño en su La Pobla natal y tenía que ir a las olimpiadas escolares quería competir en todas las pruebas. Ahora ha vuelto al lateral derecho. Dicen que ya no le gusta como cuando Van Gaal le hizo debutar en el primer equipo en esa posición, en la que jugó dos años, pero su rendimiento no sufre ninguna depresión. Camacho, que le estrenó en la selección, siempre destacó su osadía para atacar. «Ya quisieran muchos delanteros regatear con esa soltura cuando llega al área rival. Lo hace sin querer. Lo lleva dentro, lo que pasa es que como me haga una de esas cerca de su área, le mato». De hecho la primera vez que apareció por la selección juvenil a las órdenes de Goikoetxea y Teodoro Nieto jugaba en el centro del campo y destacaba por su agresividad y fortaleza física. De técnica andaba justito, pero ha mejorado más de lo que nadie se podía imaginar. Alguno de los entrenadores que le han tenido confiesan en «petit comité» que su único defecto era ser «alocado tácticamente». Su fuerza, potencia y sentido de la anticipación le hacen perder mucho la posición y sólo gracias a su velocidad puede corregirlo. Rijkaard le mantendrá el domingo de lateral derecho.