«Moveremos cielo y tierra para encontrar un sitio a mi padre»
La familia no puede atender al anciano con alzheimer herido en el incendio El hijo bombero señala el brasero como la causa más probable del fuego
Actualizado:Fernando Perdigones, uno de los hijos del matrimonio cuya vivienda se incendió en la madrugada del pasado sábado, ha expresado la desesperada situación por la que atraviesa su familia desde que ocurrió el terrible suceso. Además de haber perdido a su tía, que también se encontraba en la casa en el momento del accidente, y de sufrir por la salud de su madre, ingresada en Sevilla con pronóstico grave, ahora tienen que afrontar la circunstancia de atender a un padre enfermo de alzheimer de la noche a la mañana con alternativas escasas y sin ningún tipo de ayuda.
«Mi padre está prácticamente bien -ha aclarado Perdigones a este medio-. El inconveniente es que la casa que ha salido ardiendo estaba adaptada a él y mi madre era su cuidadora. Él tiene alzheimer y está empotrado en una cama. En mi casa tengo escaleras y no puedo llevarlo a cuestas; además, tengo que trabajar y él requiere cuidados las 24 horas del día».
Por ello la familia se ha puesto manos a la obra y está buscando un sitio donde puedan atender a Antonio Perdigones, de 71 años, con todos los cuidados que requiere. Sin embargo, la voluntad y las ganas de encontrar una solución, aunque sea transitoria, no bastan para acabar con el problema. «Ahora mismo estamos en blanco, pero moveremos cielo y tierra para encontrar un sitio a mi padre. Lo que pasa es que hemos preguntado en algunas residencias y te piden hasta 320.000 pesetas, algo imposible de afrontar con una pensión de jubilado».
Como ha relatado el afectado, la alcaldesa, Pilar Sánchez, se ha comprometido a buscar una solución lo antes posible, algo que la familia agradece aunque contempla con cierto escepticismo, confiando en que el futuro les depare una agradable sorpresa.
En lo que respecta a las causas que originaron el fuego, el hijo de las víctimas, que ejerce la profesión de bombero y que participó en las labores de rescate y extinción de las llamas, se decanta por un cortocircuito o algún otro incidente relacionado con el brasero ubicado en el salón del unifamiliar, aunque resulta complicado establecer con exactitud lo que ocurrió. «La casa desde luego tiene solución, se pican las paredes y se pintan. El problema son las cosas sentimentales que se han perdido, los recuerdos, las fotos, y, por supuesto, la vida».
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