POR DENTRO. Carlos posa en su taller con un piano destripado que está reparando.
Jerez

Para dar la nota exacta

Carlos Campos Romero lleva toda su vida dedicándose a la restauración y afinación de pianos de todo tipo

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Carlos se había fijado una meta en la vida: estar rodeado de música, cerca de los pentagramas y de las escalas. Intentó hacerse interprete, escuchando a su tío tocar varios instrumentos. Pero la vida da esos giros súbitos, y su destino no estaba tras una partitura. No obstante, el objetivo se consumó a su manera. No salió gratis ni tuvo que transitar por un camino de rosas. Primero se fue a Inglaterra, con dieciocho años, a hacer unos cursos de restauración de pianos. «Me enteré por un amigo y no me lo pensé dos veces». Estudió y trabajó para sobrevivir durante dos años. Y con el título de técnico se vino a España.

El segundo objetivo era conseguir vivir de su oficio en una ciudad con encanto. «En Granada tuve la suerte de entrar en el taller del que está reconocido como el mejor restaurador de pianos del mundo: un irlandés llamado Frank O'connor. Estuve nueve años a su lado y me enseñó todos los misterios que tiene este oficio», afirma.

Con nueve años de experiencia junto a las manos más prodigiosas del mundo, el pajarillo decidió coger vuelo por su cuenta. «Sobre todo era consciente de que tampoco tenía mucho sentido seguir a su lado. Además, era como un reto, probarme hasta donde podía llegar», comenta. Se vino a Jerez y hace dos años mantiene su cuartel general en el sótano de su casa.

Su oficio está compartido en dos tareas fundamentales: por un lado está la afinación de pianos y, por otro, la restauración de los mismos. El trabajo de restauración trata de devolver a un piano que tenga un siglo y un buen puñado de problemas a su estado original, como si se comprase ahora. «Existen piezas para sustituir idénticas, y generalmente estas piezas las encontramos en países como Alemania», dice.

Se trata de un oficio que imprime carácter y en el que hay que estar adiestrado: «Un minúsculo error en el origen de la avería repercute en el acabado. Por eso hay que avanzar lentamente.

Carlos seguirá con su oficio en medio de la noche, en su taller, mientras la música suena de fondo. De pronto brama una nota afinada que se diluye. El restaurador está trabajando. Su misión consiste en crear las condiciones idóneas para que un piano saque lo mejor de sí mismo. Finalmente, objetivo conseguido en su vida.