FAMILIARES. Una hermana y una sobrina de las víctimas. / C. MORENO
ESPAÑA

«Detente, que si no te tengo que disparar», le advirtieron

A media mañana seguía impresionada. Carmen Torrado vive dos casas más arriba del lugar del crimen, en la misma calle, y ayer recibió el susto más grande de su vida. Con su bata roja, y tímida ante tantos periodistas, es reticente a asomar la cabeza por la puerta de su domicilio y sólo empieza a narrar su experiencia cuando coge confianza. Según cuenta, no se enteró de nada de lo que estaba pasando en la calle, hasta que salió de casa a por el pan.

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Enorme cuchillo

Sólo le dio tiempo a recorrer unos pocos metros por la acera. De improviso se topó con El bueno corriendo con un enorme cuchillo en la mano, «era como los de la matanza», recordaba horas después. «José Manuel venía como loco, gritando 'te mato, te mato' al guardia civil. Al verle me asusté mucho, le pregunté qué estaba haciendo y le pedí que por favor dejara el cuchillo y volviera. Detrás venía el agente, con la pistola desenfundada pero pegada al cuerpo. Mientras se movía, le repetía: 'Detente, que si no, te tengo que disparar', pero el otro no lo hacía caso», recuerda aún conmocionada.