Gracias
Ya comenté en la anterior tribuna lo que iba a significar personalmente el acto de celebración del 15 aniversario del programa Los Caminos del Cante, pero no podía imaginar las increíbles muestras de afecto de tantas y tantas personas y entidades que arrimaron su corazón para que el acto fuera algo verdaderamente histórico. Y es de justicia poder agradecer, en la misma medida, tantas atenciones. Comenzando por las Bodegas Lustau y sus responsables al frente: D. Luis Caballero, Paco Arcila, Almudena de la Maza y Manuel Lozano, quienes nos posibilitaron un marco excepcional, así como unos vinos de superior categoría. Cómo no a dos pedazos de artistas que nos hicieron, por momentos, revivir aquella mágica e histórica grabación del Canta Jerez, que cumplía 40 años, como son Paco Cepero y Manuel Romero Romerito. Igualmente, a una serie de compañeros en los distintos medios de comunicación que dieron lustre a la convocatoria, pues no es fácil reunir a personas de la categoría de Manuel Ríos Ruiz, José María Velázquez Gaztelu, José Manuel Gamboa, Alberto García Reyes y Faustino Núñez. Y a ese puñado de amigos imprescindibles para cualquier tarea, llegados de tantos puntos de España, que comienzan por nuestros contertulios de siempre, los que llevan 15 años al pie del cañón en nuestra tertulia flamenca: Barbadillo, Alfredo Benítez, Diego Alba, Pepe Zarzuela, El Platero, Joaquín Rodríguez con las nuevas incorporaciones de Antonio Conde de Granada, Gonzalo López de Bilbao, Juan María Ríos, Estela Zatania... Junto a ellos, y sin que se olvide nadie los colegas Antonio Barberán, Juan Ponce, Ana Olabarría... Y ese pedazo de berza servida por Mesón Paco de la Calle Arcos y su mejor equipo. A los míos de Onda Jerez, como Pedro Rollán, Esteban Fernández, Bernardo del Águila y Pepito en el control. A mis padres y familia: Miguel Ángel Castaño y Manolo Aguilar.
Actualizado:Gracias de todo corazón porque si en quince años de radio, a diario, y de forma ininterrumpida, hemos tenido, como en todo, mejores y peores momentos, no hay que dudar que actos de confraternidad alrededor del flamenco disipan todas las dudas y aumenta, si cabe, la ilusión para seguir adelante lanzando a los cuatro vientos qué grande es nuestra cultura y qué especial lazo de unión se establece entre los que amamos el cante como nuestra propia vida. Gracias por siempre.