Fricciones dentro de la norma
Una gaditana se ve obligada a renunciar a los 470 euros de ayuda que le fueron concedidos para no perder la asistencia a domicilio
Actualizado: GuardarMaría del Carmen Grimaldi leyó la Ley de Dependencia varias veces para asegurarse de que a su madre, Juana González, incapacitada desde hace 17 años, le correspondía algún tipo de ayuda. Su solicitud fue una de las primeras que llegaron a la Delegación provincial de Bienestar Social. Pero no tuvo suerte.
El sistema de incompatibilidades previsto por la norma hizo que, después de serle concedida una compensación económica de 470 euros mensuales más seguridad social, tuviera que renunciar a ella para poder mantener el servicio de ayuda a domicilio que le presta el Ayuntamiento de Cádiz desde hace cuatro años y que consiste en la visita diaria de dos mujeres para levantar a Juana de la cama y acostarla por la noche.
«Para mí ese dinero sería una ayuda grande -reconoce María del Carmen-, pero si me quedara con él condenaría a mi madre a no levantarse de la cama, porque ella necesita a dos personas y yo tengo las manos lastimadas».
Incompatibilidad
Por eso finalmente decidió quedarse con la asistencia domiciliaria, que, según la Ley, es incompatible con todos los otros recursos y servicios, a excepción del de teleasistencia y de la compensación económica para la persona no profesional que se haga cargo del paciente durante las vacaciones del cuidador habitual.
Pero el caso de Juana es especialmente crítico. Sufrió una hemiplejía a los 60 años y las secuelas la han dejado inmovilizada. Necesita una persona que la atienda de día y de noche y la asistencia que recibe por parte del Ayuntamiento resulta insuficiente.
Para poder estar con ella, María del Carmen ha tenido que dejar su trabajo, pese a la delicada situación económica que atraviesa.
«Mi marido está inválido, tiene una paga de 500 euros y pico pero no es suficiente, yo trabajaba en casa de unos sacerdotes pero lo he tenido que dejar», cuenta la afectada, para quien el hecho de que las dos prestaciones sean incompatibles es «una incongruencia muy grande». Y continúa: «Cuando lo supe me vine totalmente abajo, no lo entiendo, no tiene sentido ninguno».
Caída del cielo
«Yo veía la Ley de Dependencia como una ayuda caída del cielo, una ventana de aire fresco para las familias, y para algunas lo va a ser», expone con tristeza. María del Carmen ha ayudado a otras cinco familias gaditanas de su entorno a tramitar sus solicitudes y confía en que les sean concedidas las ayudas que necesitan.
En medio de su desesperación, siempre ha contado con el apoyo de las asistentas sociales del Ayuntamiento. «Conmigo han sido maravillosas, muy atentas, siempre me han escuchado, y a veces una necesita hablar. Eso ha sido fundamental para yo poder llevarlo todo adelante».