El Ejército británico entrega al Gobierno iraquí la última provincia bajo su control
Basora, que ha estado en poder de Reino Unido desde la invasión, se ha convertido en cuatro años en una región dominada por milicianos y mafias
Actualizado:El Ejército británico entregó ayer el control completo de la provincia de Basora al Gobierno iraquí en un acto celebrado en el aeropuerto, que sirve como base a las tropas de Reino Unido. La región, situada en el sur del país árabe, es la novena que se devuelve a las autoridades locales de las dieciocho en las que se divide Irak, y la cuarta y última que los británicos transfieren.
El traspaso de poderes se selló con la firma de un protocolo por Muaffak al-Rubaie, consejero de Seguridad Nacional en el Ejecutivo de Bagdad, y el general Graham Binns, que lideró la invasión de Basora, el 6 de abril de 2003. «Es una victoria para Irak y una derrota para sus enemigos», dijo Al-Rubaie. El general Binns manifestó que el traspaso de poderes se produce cuando el país árabe «comienza a recobrar su fuerza».
Tras la firma de la transferencia de poderes, unidades de la 14 División del nuevo Ejército iraquí, adiestrada por los británicos, desfilaron por las calles de Basora a bordo de tanques y blindados. Las tropas de Reino Unido permanecerán en su base, entrenando a unidades locales. Londres ya ha anunciado que espera reducir su presencia de 4.700 soldados actuales a unos 2.500 en la primavera de 2008.
El traspaso de responsabilidad sobre la provincia y el paso a una situación de apoyo a Bagdad si así lo requiere se produjo de hecho en septiembre, cuando las últimas tropas británicas estacionadas en el centro de la ciudad se acantonaron en la base aérea. El repliegue llegó tras varias semanas de continuos ataques, que costaron la vida a nueve soldados.
Soldados muertos
Desde la invasión, han muerto 174 soldados británicos y un número sin cuantificar de iraquíes. Según las estimaciones de Iraqbodycount, la organización de voluntarios que recoge datos sobre los civiles fallecidos en la guerra y que ofrece las cifras probablemente más fiables, unos 80.000 civiles han muerto a lo largo de la guerra.
Basora no ha vivido el intenso conflicto que ha asolado Bagdad y el llamado triángulo suní, porque en el sur del país hay una aplastante mayoría chií, pero los análisis más aceptados señalan que los británicos dejan la provincia en manos de diferentes milicias y en una situación muy precaria de orden público.
Los mandos políticos y militares de Londres señalan que se ha producido una reducción muy significativa de ataques y víctimas y que la relativa paz que se vive en este momento es consecuencia de la presión ejercida por Irán para sellar un acuerdo entre las tres principales milicias.
Como indicación de la volatilidad de la situación de orden público, el jefe de la Policía, general Jalil Jalaf, ha sobrevivido a siete intentos para matarle, tras comprometerse a purgar su fuerza de la infiltración de milicias. Jalaf afirma que más de mil de sus hombres pertenecen a estos grupos y ha enviado a los identificados a labores fuera de la ciudad.
La combinación de fundamentalismo islamista y fuerza gansteril se ha traducido en el secuestro y asesinato de civiles por motivo puramente económico y en la muerte violenta de mujeres que se niegan a vestir el hijab. Se estima de unas cuarenta han sido asesinadas en los últimos meses.
Un reciente sondeo de la BBC mostraba que el 86% de la población considera que el efecto general de la presencia británica en Basora ha sido negativo. Es el único puerto de Irak por el que se exportan 1,5 millones de barriles de petróleo por día, la principal fuente de ingresos del Gobierno de Bagdad. La producción de crudo es menor que la que había en 2003.