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Cartas

Otro suspenso

Que la educación es un arma cargada de futuro es algo que, a ecepción de algunos talibanes, nadie pone en duda, aunque paradógicamente el vocablo árabe «taliban» en castellano signifique estudiante. En la actualidad y, desgraciadamente para los grandes partidos políticos, es un arma electoral. Lo cierto es, que cada vez el fracaso escolar es mayor y nuevamente nos han suspendido en el ranking europeo.

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El retroceso que hemos sufrido en materia educativa cada vez que se redacta una nueva Ley de Educación, es sobradamente manifiesto, no sólo por los profesores, que son los que más saben de estas cuestiones y con quienes menos cuentan, sino que las conductas antisociales, incívicas e irrespetuosas, con las que nos encontramos diariamente en la prensa y la televisión son tan esclarecedoras como redundantes.

Los niños desde siempre, han resuelto sus diferencias de manera más o menos violenta, -quién no se ha peleado alguna vez con un compañero del colegio- aunque sin la crueldad y la saña de algunos casos recientes. El probema es que existen adultos que, imitan estas actitudes infantiles y deciden resolver sus problemas con eruptos en el mejor de los casos o, con bombas en el peor. Pero lo que no le ocurría a los niños de no hace mucho, es decirle a su madre que el maestro le había pegado; primero porque el maestro tenía la autorización de las madres -los padres, no todos obviamente, se preocupaban de otras cosas- y, en segundo lugar, porque tu madre te volvía a pegar, dando por sentado que la razón la tenía el maestro. Que la letra con sangre entra es obviamente una necedad, pero también es un disparate que los profesores hoy se hayan convertido en víctimas de sus alumnos.

El papel que asumían los maestros no hace mucho, como animadores culturales y deportivos, ha desaparecido, al igual que asignaturas como el latín y el griego. Hoy los maestros son profesores y los discípulos son alumnos. Los padres tienen mayores obligaciones para con sus hijos y, no sólo deben ayudar a sus hijos con los deberes, sino que también -y es justo- deben educarlos en el más amplio sentido de la palabra. La crísis aparece cuando los padres, por los motivos que sean, -la mayoría loborales- no cumplen con sus obligaciones y, esperan que unos profesores sin autoridad se hagan cargo de sus desinteresados, maleducados e impertinentes hijos.

Expósito Sailor. Barabate