Afán recaudatorio
Cobra fuerza de nuevo una vacua expresión con la que se quieren justificar todo tipo de desmanes y evadir responsabilidades: el afán recaudatorio. Recurren a ella quienes quieren infringir todo tipo de normas y que nunca les hagan soltar la mosca, o situarse por encima del principio de igualdad ante la ley. Quisiera contrastar esta posición con la realidad a la que uno se enfrenta a diario. Cuanto más oigo que se multa por afán recaudatorio, más compruebo cómo se esfuerzan muchos en no cumplir las reglas, bien sea evitando encender los faros cuando llueve, saltándose los límites de velocidad y los stop, aparcando donde les viene en gana, impidiendo el paso de vehículos de emergencia, atronando al vecindario... No desbarro si me adhiero a los que aseguran que este país es de los que más incumplen la reglamentación (y donde menos respeto se tiene por los demás), y no andaremos lejos de locomotoras del primer mundo como Malta, Grecia o Portugal. No puedo evitar contrastar la quejumbrosa posición de los que siempre se ponen como mártires cuando suelen coincidir con los verdugos de otros con sus infracciones. Y no lo duden: ni por asomo aquí se multa tanto como en Francia, Suecia o Alemania. La manga sigue siendo demasiado ancha, para desgracia de los que no pueden expresarse con tanto desparpajo y que coinciden con el sector más débil de la sociedad.
Actualizado:Francisco Martín. Cádiz