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El rastro de las llamas
Vecinos y familiares se afanaban ayer en salvar algunos utensilios, dentro de una vivienda en su mayor parte devastada por el fuego
Actualizado: GuardarLos vecinos de Parque Alto, una urbanización conformada por varias viviendas unifamiliares, no olvidarán fácilmente lo sucedido entre la una y las cuatro de la madrugada del pasado sábado. El mediodía de ayer era un continuo entrar y salir de personas de la zona y familiares de las víctimas, entre ellos el hijo del matrimonio que participó en la extinción del incendio, visiblemente afectado.
«Se lo dije, se lo dije. Discutí con mi madre para que cambiara el calentador por uno de aceite», explicaba a los vecinos mientras no podía contener las lágrimas. Todos coincidían en el peligro que entrañan los braseros, un aparato al que todos apuntan en este caso como causa del trágico suceso.
Dentro de la vivienda, el rastro de las llamas era absolutamente devastador en la mañana de ayer, a la luz del día. Las dos plantas se encontraban afectadas por el fuego y el humo, que se inició en el salón de la baja. En esta dependencia, el techo y las paredes se encontraban completamente calcinados, así como todo lo que el fuego encontró a su paso.
En el resto de estancias de la primera planta, la misma imagen, mientras los vecinos iban y volvían tratando de salvar del domicilio lo que no había sido devorado por las lenguas de fuego. Incluso los niños de la urbanización participaban en esta labor, ayudando a la familia, que trataba de sobreponerse.
Una tragedia que ha dejado sin duda huella, y a la que los niños de la zona daban el único punto de ternura que puede existir en un caso así. Uno de ellos explicaba que «la perrita también se ha salvado, se llama Mori porque parece morita».
Otro de los vecinos de Parque Alto añadía que «tuvieron que reanimarla y le pusieron una mascarilla». Actualmente, Mori se encuentra en el veterinario después de sobrevivir incluso a un ataque epiléptico.