La casa de Aleixandre se abrió ayer a la poesía tras 23 años cerrada
La casa donde vivió Vicente Aleixandre entre 1927 y 1984, en la antigua calle Velintonia, que ahora lleva su nombre, se abrió ayer a la poesía y a la música tras 23 años de silencio de su voz, y entre sus desgastadas paredes revivieron algunos de sus poemas. Fue durante un homenaje que clausuró la actriz Aurora Bautista, con motivo de 30 aniversario de la obtención del Premio Nobel, en el que varios actores, amigos, músicos y familiares de Aleixandre pusieron voz a poemas de algunos de sus libros, como Historia del corazón o Los encuentros, entre otros.
Actualizado: Guardar«Resulta incomprensible que esta casa, única en Europa por su historia, agonice habitada por el olvido», afirmó al abrir el acto Alejandro Sanz, presidente de la Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre y secretario del Ateneo de Madrid, agrupaciones que lo organizaron junto con la Fundación Cultural Miguel Hernández, que ha editado para la ocasión un facsímil con el poema que el Nobel dedicó al poeta de Orihuela.
Recuerdo emocionado
Amaya Aleixandre, sobrina nieta del escritor (Sevilla 1898-Madrid 1984), Juan de Loxa, estudioso de su obra, Jose María Gallego, Ricardo Zamorano -que ilustró cuentos de Aleixandre- o la viuda de Rafael Montesinos fueron algunos de quienes acudieron a leer poemas, entre los muchos que comunicaron sus emociones a los presentes.
Todos reunidos en una sala vacía y de paredes desconchadas que fue en su día el salón comedor y donde el 14 de diciembre de 1984 se instaló la capilla ardiente del poeta. García Lorca, Gerardo Diego, Emilio Prados, Cernuda, Dámaso Alonso, Pablo Neruda, Miguel Hernández, Claudio Rodríguez, Pepe Hierro.. todos pasaron por este espacio, recordaba Sanz, quien dijo que Vicente Aleixandre hubiera querido que su casa siguiera siendo lo que fue con él: la Casa de la Poesía.
El conocido cantautor Enrique Moratalla llegó con su guitarrista desde Granada para interpretar el poema Instante, que musicó junto al desaparecido Ángel Luis Luque; y dos violinistas, Adela y Néstor, de una orquesta de cámara, tocaron la obra Dúos para dos violines, de Campagnoli.
Sanz tachó de «insensibilidad», «incultura» y «falta de voluntad política» a los gobernantes, en la honrosa tarea de proteger una casa que debería ofrecer actividades de poesía.