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Misterios libaneses

Ayer se suscitaba un amplio consenso en los medios informados para insertar el asesinato del general libanés al-Hajj en el episodio de Fatah al-islam del verano pasado y no en el marco de la crisis institucional y política derivada de la imposibilidad de nombrar un presidente de la República.

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El general François al-Hajj murió con tres o cuatro de sus ayudantes cuando un coche-bomba explosionó al paso del vehículo del militar. Este hombre, cristiano maronita, era un probable sucesor del general Suleiman en la jefatura del Ejército. La tentación de vincular el atentado con los ocho asesinatos registrados en el campo anti-sirio desde la muerte de Rafic al-Hariri en febrero de 2005 fue en seguida sofocada por los contendientes políticos en presencia.

El episodio mencionado es el misterioso combate al que se lanzó imprudentemente Fatah al-Islam, grupúsculo armado de inspiración confusa, pero últimamente vinculable a al-Qaeda, atrincherado durante meses en el campo de refugiados palestinos de Nahar al-Bared hasta su derrota en septiembre. El general al-Hajj dirigió las operaciones, que costaron varios ciento de bajas. El jefe del grupo, Chaker al-Abassi, era un palestino con una carrera impresionante, de Fatah al-Islam pasando por acciones terroristas en Jordania, relación probada con al-Zarqaui, jefe de al-Qaeda en Iraq hasta su muerte y un conflicto abierto con los palestinos oficiales, en los campos de Líbano. Se llegó a decir incluso que fue financiado como contrapeso del poderoso Hezbolá, chií, es decir fue visto como un brazo armado en el escenario interno libanés y un apéndice del conflicto israelo-palestino. Su fin en Nahar al-Bared fue decisivo: el ejército recibió el respaldo unánime de los libaneses y la soledad integrista-radical-terrorista, fue absoluta. Y no quedó claro si al-Abassi escapó con vida o, como se dijo, murió. El, el núcleo residual de sus fieles o agentes suyos deben ser tenidos por responsables en primera instancia, como lo fueron del atentado contra los militares españoles de la FINUL en el sur.