¿Desilusión?

s posible que ese amargo sentimiento de desilusión que, tras el nuevo empate del Cádiz, han expresado muchos aficionados tenga su explicación en la ilusión que, a pesar de los resultados adversos y con la mejor intención del mundo, han seguido alimentando, de manera insistente, el entrenador y los jugadores. Recuerden cómo, antes y después de los partidos, los técnicos y los componentes de la plantilla han tratado de animarnos repitiendo que, en cuanto ganaran tres partidos seguidos, el panorama se despejaría y todos podríamos comprobar cómo el ascenso por la clasificación se haría, cada vez, más rápido y más continuado. Siguen pasando las jornadas sin que aumente la capacidad goleadora, sin que se creen suficientes ocasiones de peligro y, en consecuencia, sin que se remate a puerta con eficacia. Mucho me temo que, repitiendo que el equipo va a más porque mantiene la puerta imbatida, estemos cerrando las puertas a una autocrítica seria que sea capaz de reconocer la tozuda realidad que nos descubre el décimo sexto puesto que el equipo ocupa, a tres puntos del descenso de categoría. También hemos de reconocer que Calderón, con las sucesivas alineaciones, está declarando explícitamente que la mayoría de los fichajes de la pretemporada no han sido acertados. Éste es el momento para que, con serenidad y con realismo, los responsables replanteen el proyecto, fijen con precisión los nuevos objetivos y empiecen a buscar los medios adecuados para alcanzarlos. Excitar ilusiones vanas generando expectativas quiméricas es una estrategia peligrosa porque nos conduce al desengaño, al desaliento y, a veces, a la indignación. En nuestra opinión, éste es el momento adecuado para que el presidente hable con franqueza y para que nos descubra su planes. Quizás ahora, después de los confusos avatares vividos al comienzo de esta desconcertante temporada, los aficionados estemos mejor dispuestos para comprender y aceptar sus propuestas.