España no descarta vetar la nueva OCM del vino
El Gobierno estudia vetar la reforma de la OCM del vino, que se negociará desde el lunes próximo en Bruselas, si ésta no le garantiza un presupuesto cercano a los 400 millones de euros anuales.
Actualizado: GuardarÉsa es la principal hipótesis que manejan en estos momentos en el Ministerio de Agricultura, donde reconocen que «estamos en un momento muy difícil» para el sector nacional por un doble motivo: de un lado, porque las reivindicaciones españolas chocan con las de otros Estados miembros, de otro, porque si no hay acuerdo la Comisión continuaría con su política de eliminación de unas ayudas que se extinguirían en 2010.
Esta disyuntiva complica sobremanera la capacidad negociadora del departamento que dirige Elena Espinosa, hasta el punto de que a la hora de hablar de los posibles apoyos que tendría dentro de la Unión, el secretario general de Agricultura, Josep Puxeu , afirmó ayer de manera tajante que «España cuenta con España, que es el primer país productor de Europa por superficie vitivinícola». No obstante, apuntó que también se colabora «estrechamente» con otros dos potencias del sector, como Francia e Italia. Esta última también ha elevado su nivel de exigencias y puede ser otro escollo contra el acuerdo.
Moderado optimismo
Pese a todo, el Gobierno español mantiene un moderado optimismo sobre la reforma después de las negociaciones mantenidas estas últimas semanas y cara a la trascendental reunión de la próxima semana.
Según fuentes al tanto de las negociaciones, el pretendido arranque masivo de viñedos ha quedado reducido, en la formulación actual del plan de reforma, a una escala muy reducida y de connotaciones sociales. Además, se están haciendo esfuerzos considerables para racionalizar el uso de la chaptalización (adición de azúcar para aumentar la gradación alcohólica) ante la total oposición que Alemania muestra a desprenderse de esta práctica, que da salida a su considerable producción remolachera.
Las ayudas al mosto, que en su día fueron aceptadas por la UE como una compensación a las prácticas de chaptalización se encuentran estructuralmente ligadas a ella en las negociaciones en curso, como lo está en sus orígenes históricos.
España está defendiendo, en este último tramo de negociaciones, que no se recorten los cheques nacionales previstos, y que la UE autorice el empleo de ese dinero en otros usos que el desarrollo rural, de manera que, vencido un periodo transitorio, esos fondos puedan consolidarse como un pago único más.
Por otro lado, el Parlamento europeo dio el visto bueno a un informe sobre la reforma del sector que retoma, en lo sustancial, las aspiraciones españolas. La Eurocámara rechaza la liberalización en 2014 de los derechos de plantación para los vinos de denominación de origen y exige mantener las ayudas al mosto y a la destilación de uso de boca.