'O FABULOSO'. Luis Fabiano celebra el primer gol del partido. / AP
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Luis Fabiano desatasca a un Sevilla que muestra su rostro europeo en Praga

Tuvo que salir del banquillo el Pichichi Luis Fabiano para revolucionar al Sevilla y sellar su pase a octavos como líder de grupo. El brasileño descerrajó a los checos y tres minutos después brindó la sentencia a su socio Kanouté. Cerca del final, Dani Alves puso la guinda a un triunfo fraguado en una notable segunda parte, ya que la primera fue soporífera.

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Frío, sin ideas, desgobernado en el centro del campo y sin desborde arriba. Así de mal salió a escena el Sevilla en la encantadora Praga. Quizá se pensaban los de Manolo Jiménez que el nombre y el escudo bastaban para superar a un rival menor. Pero el Slavia tiene orden, buena disposición, presencia física y la ilusión de los modestos.

Manolo Jiménez siempre fue un tipo de carácter y debió exhibirlo ante su gente en el descanso porque el Sevilla salió mucho más metido en la reanudación. Cogió el balón, se adueñó de la zona ancha y encerró a los checos. El marfileño Koné dio un par de avisos antes de ceder con cara de pocos amigos su puesto a Luis Fabiano. También entró Maresca en lugar de un desaparecido Renato. Una acción increíble en la que el portero Vaniak llegó a desviar tres remates a bocajarro preludió el 0-1, obra del enrachado ariete brasileño a pase del centrocampista italiano. Los cambios surtían efecto y el Sevilla ya era líder de grupo. Para evitar sustos, Kanouté rubricó a continuación el segundo. Cumplida la misión, el malí se retiró renqueante. El golazo de Alves puso el broche de oro a una magnífica liguilla en la que el debutante consiguió cinco victorias y una derrota, en feudo del renombrado Arsenal.