
El humor que nos hizo libres
Fernández de la Vega inaugura hoy en La Bomba una exposición que recupera el legado de los grandes maestros de la viñeta periódica durante la Transición
Actualizado: GuardarComo en todas las épocas convulsas, el arte y su capacidad crítica es una de las pocas cosas que sobreviven a los imperativos de la estructura de poder, los condicionantes políticos, socio-económicos y la represión. Además, está demostrado que, también en la actualidad -aunque enfrentado a una coyuntura diferente-, ha sido y es capaz de burlar la censura y la autocensura, beligerante tras el velo de lo que no se puede decir pero se dice, de aquello que sutilmente consigue hacerse permeable a los tabúes mediante la sorna y el ingenio.
A todo aquel que en sus años mozos haya vivido de primera mano los vaivenes del camino a la democracia, le sonarán pintorescas escenas alusivas a la petición de amnistía para los presos políticos, la legalización de sindicatos y partidos, las elecciones de 1977 o el juego que se hacía a la hora de mencionar al Partido Comunista, antes de su consideración como tal.
Con el objeto de demostrar la vigencia de la caricatura satírica en las publicaciones periódicas, y la evidencia de que los cambios en lo que es silenciable han sido sólo superficiales pero no sustanciales, («como el reciente casode El Jueves»), el Consorcio para la Conmemoración del Bicentenario y la APC organizan la exposición El humor gráfico en la transición española, comisariada por Luis Conde, de la Asociación de la Prensa de Madrid y reportero de Televisión Española durante 30 años. La vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, inaugurará al mediodía de hoy en el Aulario La Bomba la colección.
«Se trata de un compendio de 500 voluntades comprometidas a lo largo de 10 años», explica el comisario; dibujos de portada, en páginas interiores, y chistes de las secciones de opinión de revistas y periódicos, representativos de la Edad de Oro del género. Un inventario de viñetas que abarcan desde la decadencia de la dictadura franquista hasta la elección de Felipe González, muchas marcadas por la Nueva Ley de Prensa de Manuel Fraga (1966), que otorgaba una «aparente libertad» a los medios promoviendo la autocensura entre los directivos de las publicaciones. «La ambigüedad no podía ser castigada», subraya el comisario, que ha realizado para la ocasión una minuciosa labor de recopilación de documentos de hemerotecas, bibliotecas y archivos particulares, para exhibir de nuevo el trabajo de maestros como Mingote (ABC), Forges (Informaciones, Diario 16, El Mundo y El País) o Máximo (El País). Este primer grupo, según el documentalista «formaba parte de esa generación de grandes humoristas críticos que se acomodaban a la publicación pero también la manejaban por tener posturas afines». Otros de los más significativos autores que tienen su hueco son Chumy Chúmez (El Socialista...), Peridis (Informaciones, El País), El Perich, ya fallecido, Cesc, Martín Morales (ABC), Vázquez de Sola, que trabajó para El Canard en Francia y dirigió El Cocodrilo, Guillermo Soria (Ideal de Granada) y, posteriormente, Ricardo y Nacho, Gallego y Rey (El Mundo), Romeu, Fer, Jose Luis Martín... (El Jueves). El próximo día 20 se celebrará en Cádiz un coloquio sobre la muestra.