Cultura

Gimnasia por la cara

Con sólo unos minutos y la ayuda de las manos es posible mejorar el aspecto del rostro. Los ejercicios faciales atenúan las arrugas, combaten la flacidez e incluso pueden evitar la cirugía

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MÁS INFORMACIÓN I Instituto Médico Miramar. Paseo Miramar, 21. 952 224 145. www.institutomedicomiramar.com / María Garrigues. Monte Esquinza, 46. (Madrid) 913 194 745 / 'Yoga facial' (Ed. RBA Integral), de Isabel Morillo / 'La gimnasia facial' (Ed. Sirio), de Catherine Pez. Pesas para los brazos, abdominales para la barriga, bicicleta para las piernas, lumbares para la espalda... Pero, ¿y la cara? No es habitual encontrarla en una tabla de ejercicios. Sin embargo, ejercitar sus músculos tiene sus beneficios. Y no sólo para reforzar y tonificar, sino también para contrarrestar el paso del tiempo y las tensiones acumuladas. Para eso está la gimnasia facial, una especie de lifting que mejora visiblemente el aspecto del rostro. Sin necesidad de cirugía ni cremas. Sólo diez minutos diarios son suficientes para ver los efectos. A saber, redefine el óvalo facial, levanta los pómulos, engrosa los labios, atenúa e incluso elimina las arrugas de ojos y bolsas, borra las líneas de expresión del entrecejo y la comisura de los labios, y hasta corrige el decaimiento o flacidez de la cara y el cuello. Eso sin contar con sus propiedades antifatiga.

Así lo garantiza María Garrigues, introductora en España de la gimnasia facial, que aplica en Madrid bajo el método Walker Nine. En él aúna diversas técnicas milenarias aprendidas en sus viajes a Chicago, Londres y Suiza. Todo perfeccionado con los conocimientos adquiridos en Rusia, China y Japón. Y un objetivo común: fortalecer la musculatura del rostro y, sobre todo, conseguir una imagen más joven y saludable.

No es difícil. La única herramienta que se necesita son las manos. Y, lo mejor, no hay que esperar mucho para notar sus efectos. Como explica Garrigues, la gimnasia facial es muy agradecida porque los músculos de la cara son más pequeños y delgados que los del resto el cuerpo, lo que acelera los resultados. En total, 21 músculos de la mímica y unos 50 del cráneo que empiezan a ponerse en forma desde el primer día. En principio, según Garrigues, serán necesarias seis sesiones individuales de una hora de duración. «Una vez aprendida la técnica, con unos minutos diarios, se ven resultados en dos meses, y el nuevo aspecto se puede mantener durante toda la vida», asegura la experta, que recibe en su consulta una clientela mayoritariamente femenina, aunque es algo que no entiende de sexos.

También terapéutica

De hecho, la gimnasia facial no es sólo una técnica de belleza. También puede ser un método terapéutico, ya que ayuda a combatir y prevenir tensiones en la articulación temporomandibular (bruxismo, rechinar de dientes, dolor en la articulación), en la frente, en el entrecejo, y en los músculos del cuello y del cráneo (cefaleas de tensión). Así lo atestigua Isabel Morillo, osteópata y profesora de yoga facial, disciplina de la que derivan los ejercicios para el rostro. «Es prácticamente lo mismo, sólo se diferencian en la forma de trabajar: el yoga alterna la tofinicación muscular con la relajación», mantiene.

Según Morillo, este tipo de técnicas están destinadas a retrasar e incluso hacer retroceder parcialmente el deterioro de los músculos faciales, «verdadero sostén de la piel». «Este es un método sencillo, natural, asequible a todo el mundo, y de efectos notables», aclara la experta. Lo mismo piensa María Garrigues, para quien la gimnasia facial es el medio más natural de combatir las arrugas y cambiar incluso la fisonomía del rostro. «Miles de años buscando el elixir de la juventud y resulta que está al alcance de nuestra mano», considera.

«Pensamos en no tener arrugas, pero no tenemos en cuenta cómo ejercitar los músculos faciales, que se vuelven débiles y flácidos y necesitan ejercicios regulares y circulación para combatir estos efectos», añade La monitora de yoga Annelise Hagen.

Tales son sus resultados que la medicina estética también utiliza este tipo de ejercicios como herramienta. Como recuerda el doctor Fernando Urdiales, especialista en Medicina Estética y director del Instituto Médico Miramar, es una técnica antigua que se emplea principalmente en caso de flacidez facial. Los médicos lo saben y le han sacado partido. Por eso lo aplican en pacientes quirúrgicos, tanto antes -para preparar la cara- como después de la operación -para mantener los resultados-. No son, por tanto, incompatibles.

El signo de alarma, según el doctor Urdiales, es el óvalo de la cara -que pasa de ser redondo a tomar forma cuadrada- y las comisuras labiales -que asemejan un semblante triste-. Explica así el especialista que, con este tipo de gimnasia lo que se consigue es mantener el tono muscular del rostro, no sólo actuando contra las arrugas, sino también contra el descolgamiento, especialmente visible en la zona de los pómulos.

Para cada zona

Para ello, existen ejercicios específicos, lo mismo que para otras zonas a las que ataca especialmente el paso del tiempo, por ejemplo, la papada o los párpados. Aunque no menos importante es la frente, otro de los caldos de cultivo de las arrugas. Además de las marcas de expresión, claro.

Porque los gestos pueden ser una amenaza, y una buena forma de contrarrestar su huella es también la gimnasia facial. En parte, debido a que la cara es uno de los puntos sobre los que recae más la carga de las presiones. «Al tensar y relajar conscientemente los músculos aprendemos a detectar las zonas de tensión y disolverla, aprendemos a controlar nuestra mímica y a minimizar o eliminar algunas marcas producidas por ella», advierte Isabel Morillo.

Pero, ¿cómo actúa? Podría pensarse que tanto movimiento facial puede contribuir a aumentar las arrugas. Muchas personas llegan a la consulta de Fernando Urdiales con este temor. Están equivocados. Es más, la gimnasia facial ayuda a atenuar e incluso a borrar esos desagradables pliegues. «Lo que hace es aumentar el tono muscular, no formar arrugas», tranquiliza el especialista, que, no obstante, prefiere evitar hablar de edades. «El momento es relativo, ya que hay pacientes a los que se les descuelga antes la piel que a otros», puntualiza.

Cada vez más jóvenes

No en vano, una buena edad, propone María Garrigues, es empezar a partir de los 25 años, «aunque cualquier época es buena». Teniendo en cuenta el interés por el culto al cuerpo, no es difícil ver en las consultas pacientes cada vez más jóvenes. Así lo constata el director del Instituto Médico Miramar, que, por experiencia, puede afirmar que hoy en día existe una «cultura de la prevención». «A la gente no le gusta operarse, así que intenta poner todos los medios para evitarlo si quiere lucir un buen aspecto», aclara Urdiales, convencido de que es posible sortear el quirófano si se acude a la consulta a tiempo.

Pero además de actuar contra el envejecimiento y moldear los rasgos de la cara, tanto la gimnasia como el yoga facial mejoran de forma refleja muchas funciones corporales y ayudan a disolver tensiones faciales y craneales. Isabel Morillo tiene una explicación: «Todas las tensiones psíquicas, mentales o emocionales se reflejan a nivel muscular, siendo el asiento más frecuente la espalda, los hombros, el cuello, la mandíbula, la frente y el entrecejo».

Más autoestima

Teniendo esto en cuenta, la gimnasia facial combina la ejercitación muscular con técnicas básicas de respiración y relajación. Los expertos en esta disciplina aseguran que este singular deporte tiene un gran efecto psicológico en quien lo practica, elevando incluso la autoestima y la seguridad en sí mismo. Saber que la cara se puede trabajar de la misma forma que el cuerpo anima.

Pero motiva aún más tener en cuenta que si no se ejercitan pierden tono. Isabel Morillo lo compara con la escayola de cualquier extremidad: «Cuando te la quitan, la piel está flácida y seca, pero en realidad no es un problema de piel, sino de músculo, debido a la falta de ejercicio y tonicidad».

No hay que olvidar, como sostiene María Garrigues, que no son únicamente las arrugas las que dan impresión de envejecimiento sino la caída de los músculos. Es lo que tiene la edad. Y, lo mismo que las primeras canas o la celulitis obligan a ponerse las pilas, tampoco ponerse fondón es plato de buen gusto. El problema es que lo mismo afecta a los muslos que a los pómulos. Y es que el secreto está bajo la piel.

Según la profesora de yoga y osteópata Isabel Morillo, al fortalecer los músculos faciales «tensamos los rasgos atenuando los pliegues y las arrugas, y al mejorar el riego nutrimos y oxigenamos los tejidos desde las capas más profundas, con lo que mejora de forma visible el tono de la piel y su calidad». Por no hablar del aspecto del entrecejo, la frente y la mandíbula, mucho más sereno.

La experta en yoga no tiene dudas: «La belleza de la piel depende en gran medida de la musculatura facial: cuando está tonificada está mucho más tersa, mientras que las crispaciones prolongadas provocan la pérdida de elasticidad y una deficiente irrigación con la consiguiente pérdida de tono y la aparición de arrugas».