Un jurado delibera si el militar acusado de matar a un compañero sufre trastorno mental
El procesado se derrumba en la primera sesión del juicio y sin negar los hechos asegura que no era consciente del golpe que asestó con un machete a la víctima
Actualizado: GuardarEn esta ocasión, el jurado popular formado para dictar un veredicto en la causa abierta contra un militar gallego, acusado de matar a un compañero en el acuartelamiento de Camposoto, en el año 2005, no tendrá que deliberar en cuanto a la autoría de los hechos sino más bien en qué condiciones asestó el procesado un golpe mortal a su víctima. Y es que en la primera sesión del juicio celebrado ayer en la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial, el acusado no negó los hechos y su abogado tampoco cuestionó su participación, pero solicitó la eximente por trastorno mental y su ingreso en un centro de internamiento psiquiátrico.
El 20 de noviembre de 2005, el procesado Senén Manuel Figuereido Pérez, que tenía en ese momento 27 años, se encontraba en su litera afilando un machete y oculto tras unas toallas que le servían de cortinas. Durante la instrucción y así lo recoge el fiscal en su escrito de acusación, los compañeros declararon que le oyeron proferir frases como «arriba España» y «os voy a matar a todos». Por eso, fueron a avisar a un superior. Pero quien acudió a hablar con el procesado fue el cuartelero, que tras pedirle que dejara el arma, recibió un golpe en el tórax que terminó por sesgarle el corazón. El arma empleada era un machete de 18 centímetros de hoja.
La víctima tenía 18 años y en el juicio está representada por la acusación particular que esgrimen dos ramas de su familia y que solicitan 20 años de prisión por un delito de asesinato. En cambio, la Fiscalía entiende que se trata de un homicidio y solicita 13 años.
La sesión de ayer comenzó con la formación del jurado. El fiscal y el resto de acusaciones recusaron a cuatro miembros y la defensa a otros tres. Tras acordarse la formación, declaró el procesado, quien se derrumbó ante el tribunal. No reprimió sus lágrimas a la hora de recordar lo que había ocurrido. Sostuvo en todo momento que no quería matar a nadie y que sólo pretendía «hacerle un rasguño» a la víctima porque creía que hablaba de él llamándole «loco».
La defensa hizo hincapié, sin entrar a valorar la autoría de los hechos, en que no había ningún tipo de rencilla entre la víctima y el acusado, los cuales llevaban escasos días conviviendo en las instalaciones militares. Por eso, basa todos sus argumentos en que Senén Manuel Figuereido sufrió un trastorno mental que lo llevó a cometer la agresión mortal. En la última jornada de hoy, la defensa aportará el testimonio de dos peritos que estudiaron al acusado y dictaminaron que presenta algún trastorno esquizotípico.
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